Una lógica de patera
La patera política en la que se ha montado la coalición separatista en Cataluña hace aguas. La actualidad en Cataluña se centra casi exclusivamente en las trifulcas entre Esquerra, la CUP y Convergencia que, pretendiendo controlar un pretendido país, resulta que no controlan ni su propia coalición. Ahora, por ejemplo, Esquerra Republicana se plantea recurrir al Tribunal Constitucional. La curiosidad es que hasta hoy, la coalición separatista pedía desobediencia explícita al TC. La Constitución española es pues un amparo de seguridad jurídica para unos independentistas que, a la vez, piden desobediencia. Según Coscubiela, portavoz de la coalición de izquierda “Sí que es Pot” (la variedad local de “Podemos”), esto demuestra que la Declaración de Soberanía es pura filfa.
Cada vez vuelan más trastos por los aires. Hoy Tardá, de ERC, acusa a la CUP de “alta traición” por no apoyar la investidura de Mas. ¿En la calle? En la calle movidas populistas, asamblearias. La Asamblea Nacional de Catalunya y el Omnium cultural dicen que “estamos decididos a que la presencia de esteladas sea una constante en los estadios” en claro enfrentamiento al próximo partido de la Champions del Barça, sancionado por la UEFA por la utilización de su evento deportivo como arma política. Los conceptos combinados de deporte y la presunta etnia constituyen un maridaje insistente, recurrente; alarmante.
Pero, aun siendo un problema grave de enfrentamiento popular, cada vez se desinfla más el globo; la patera jurídico-política no tiene pinta de llegar a buen puerto. La utilización selectiva del Derecho (esto se desobedece y lo mismo se reclama legalmente en el mismo Derecho rechazado) empieza a poner en evidencia el cartón piedra jurídico. Pero también se demuestra que el nacionalismo, en los estadios de fútbol o en el Tribunal Constitucional, está dispuesto a todo, contra toda lógica. Porque la lógica, para el nacionalista, va detrás de la patria. Para Aristóteles, es imposible para la misma cosa pertenecer y no pertenecer al mismo tiempo a la misma cosa y en el mismo aspecto. Excepto para el nacionalista; la patria justifica cualquier ética y cualquier estética hasta lo ilógico: sea ante el Constitucional o ante la mismísima UEFA.