Una cuestión de fe

Mundo · Lorenzo Albacete (Nueva York)
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24 marzo 2010
Después de un siglo del primer intento de un presidente (Teddy Roosevelt, republicano) de dar a todos los estadounidenses una cobertura de salud segura y accesible -cien años en los que ningún presidente de los dos partidos ha logrado sacar adelante sus propuestas-, Obama ha conseguido realizar lo que parecía imposible hasta hace unas semanas. Después de meses de debate ideológico amargo y partidista, el presidente ha firmado la reforma de la sanidad aprobada por la Cámara de Representantes el domingo por la noche. Ahora es ley de los Estados Unidos.

El debate continuará en las próximas semanas porque el Senado se prepara para votar sobre las enmiendas al texto original. Los demócratas están seguros del éxito, sólo necesitan una mayoría simple. Los republicanos, por su parte, están convencidos de que la mayoría de los estadounidenses están preocupados por esta ley, con o sin las enmiendas, y que su continua oposición les ayudará en las próximas elecciones de noviembre. Pero todos están de acuerdo en que ahora Obama tiene que explicar a los estadounidenses que su victoria es también la de los ciudadanos.

Un ejército de observadores, analistas, periodistas, expertos en política y bloggers hablaremos de esta batalla política. Será interesante ver cómo las interpretaciones más ponderadas tienen en cuenta que, en última instancia, la victoria o la derrota de la reforma sanitaria ha dependido de un solo factor, del aborto, y en particular de la enseñanza de la Iglesia Católica en esta materia.

La fuerte oposición de los obispos al texto aprobado por el Senado, considerado insuficiente para garantizar que los fondos federales no fueron utilizados, directa o indirectamente, para pagar los abortos, ha puesto de relieve las divisiones entre los católicos sobre la autoridad del Magisterio de la Iglesia. Para muchos católicos, convencidos de que el derecho a la atención sanitaria, asequible y de calidad es un derecho natural (posición defendida también por los obispos), la oposición de los prelados ha causado graves dramas personales.

Dos ejemplos de este drama revelan lo que está en juego. En primer lugar, el caso del diputado republicano Ánh "Joseph" Cao, nacido en Saigón en 1967, hijo de un oficial de Vietnam del Sur detenido por los comunistas. A la edad de ocho años, Cao huyó de Estados Unidos, aprendió inglés y se graduó en física en la Universidad de Baylor. Decidió ser sacerdote y llegó a Nueva Orleans en 1992. Obtuvo una maestría en filosofía en la Universidad Jesuita de Fordham en Nueva York.

Cambió su decisión vocacional y se fue a enseñar filosofía y ética en la Universidad de Loyola, convirtiéndose también en un activista por la justicia social, en lo que llama "una cruzada personal". En diciembre de 2008, Cao fue elegido a la Cámara de Representantes del Distrito de Louisiana en Nueva Orleans. Es también el primer vietnamita estadounidense en ser elegido para el Congreso. En diciembre pasado, Cao fue el único republicano de la Cámara que votó a favor del proyecto de reforma, pero cuando el Senado modificó el texto de la prohibición de subvenciones federales al aborto, Cao decidió no votar a favor.

Se trata de una cuestión de conciencia, dijo. Obama lo invitó personalmente a la Casa Blanca y le pidió que examinara la versión del Senado con la cláusula contra el aborto antes de tomar una decisión. Cao aceptó y estudió, consultó y rezó. Al final decidió votar en contra, a pesar de la importancia que tiene la reforma sanitaria en su compromiso con la justicia social.

El sábado por la noche votó en contra a pesar de que los diputados demócratas católicos lo hicieran a favor, dándose por satisfechos de que Obama se haya comprometido a emitir una orden presidencial para garantizar que los fondos federales no fueron utilizados en la financiación de abortos. Será interesante ver cómo su voto en contra afectará a los resultados de las elecciones de noviembre en un distrito como el suyo, donde los demócratas tienen una fuerte presencia.

El segundo ejemplo se refiere a un grupo de monjas católicas que se oponían al documento de los obispos en contra del texto del Senado, argumentando que la cláusula contra el aborto no sólo era inadecuada, sino también teológicamente incorrecta. Una de las hermanas dijo que los obispos han entendido mal el Evangelio y el ejemplo de Jesús.

Naturalmente, la prensa le dedica mucho espacio a la división, como le dedica mucho espacio a los abusos de menores por sacerdotes en Europa, otra cuestión que ataca la necesidad de que los católicos mantengan la necesaria unidad requerida por la naturaleza de la Iglesia. Al final, no es sólo una cuestión de conciencia, que por supuesto debe ser seguida. Es una cuestión de fe que lleva a la caridad, fundamento de la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia.

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