Un repaso por Twitter

El recurso más rápido es pensar en cuándo y con quién lo has compartido, probablemente siga en la bandeja de enviados. O si era algo especial, que te ha llamado la atención por cualquier razón, aparecerá en tus perfiles de redes sociales.
Es un desorden totalmente evitable, pero que se acumula y se va haciendo una gran bola. Y te hace perder una mañana entera bajando el timeline de Twitter. O también encontrarte. Esta vida frenética que llevamos es muy traicionera con la memoria, y de repente descubres que a lo largo de tus años twitteros ha pesado más todo aquello que es un canto a la alegría y a la belleza que lo reivindicativo, lo ideológico o incluso lo estrictamente profesional.
Voy del final al principio. Recientemente he compartido un artículo de Cristina García Casado en La Opinión de Zamora, mi último descubrimiento. Escribe lo que ha sido para ella estar un año alejada del mar –qué tendrá el mar–. Otro ejemplo, lo que escribe Esperanza Ruiz en La Iberia a raíz de unas declaraciones rutinarias de Cuca Gamarra en el Congreso: “Al fin y al cabo, eso, escribir, publicar selfies, asumir una portavocía política, cocinar, meter la pata o hacer declaraciones de dudosa consistencia intelectual también lo hacemos para que nos quieran”.
Entre medias aparecen también algunas preocupaciones: precariedad laboral, el alarmante aumento de casos de problemas de salud mental, alguna reivindicación feminista. Alguna queja a @cercaniasmadrid por el retraso de los trenes. Una portada de Vanity Fair con el único titular: “L’amore vince tutto”. Alabanzas a los vecinos que han agarrado una pala y se han echado a las calles a retirar los restos de Filomena. Certificación de la llegada de los Reyes Magos.
O un poema de Silvio Rodríguez que aparece en el diario de Yoyes: “Esta extraña tarde desde mi ventana trae la brisa vieja de por la mañana. No hay nada aquí, sólo unos días que se prestan a pasar, sólo una tarde en que se puede respirar, un diminuto instante inmenso en el vivir. Después mirar la realidad y nada más”. Hoy Twitter ha sido la ventana. Mirar la realidad y nada más. Qué ciegos estamos a veces.