Un rato de radio
Suena Manolo García mientras en la pantalla del ordenador los diarios destacan que la agencia de la calificación Fitch le pide al nuevo Gobierno que sorprenda con medidas de ajuste. Que la reducción del déficit al 6 por ciento no se va a conseguir, que la previsión de crecimiento tampoco. En un enlace de la noticia, un analista explica que el cambio político no va a generar una inmediata reducción de la tasa de paro, se puede llegar en los próximos meses al 23 por ciento. El móvil avisa de que hay mensajes pendientes por leer en Facebook. Pocas fotos, pocos comentarios banales, varios compañeros ya maduros envían su currículum por si hay alguna posibilidad de echarles una mano. "No sentirme derrotado, ni sólo olvidar lo vivido, lo quiero todo", acaba la canción de Manolo García. Y con los últimos compases se intuye que el cambio no está sólo en el necesario ajuste, la obligada reforma laboral y el insoslayable saneamiento del sistema financiero. Tampoco en los imprescindibles eurobonos, ni en que la política -de una vez por todas gane peso en Europa-. La crisis te hace tan necesitado, tan dispuesto a "acudir anhelante" a quién pueda ayudarte, que hasta escuchas la letrilla de un poeta. E intuyes que en esa disposición a "quererlo todo", a acoger la realidad tal y como se presenta, a aprender de todo, también de las circunstancias desfavorables, puede estar la clave.
Emiten después una entrevista a Ferrá Adriá, el gran cocinero español de los últimos años, portada del New York Times. Ha cerrado El Bulli, el restaurante que le hizo famoso, y ha viajado durante tres meses por el mundo para aprender. "El mundo está cambiando, las relaciones entre las empresas y los empleados ya no son como las de antes, he visto mucha energía en Asia y en América Latina. No podemos quedarnos parados, tenemos que cambiar", explica. "Todo se juega en modificar la actitud ante la vida, la nuestra era una empresa pequeña, pero supimos innovar, supimos preguntarnos qué significaba comer y dar respuestas nuevas". Adriá derrocha energía. Habla una y otra vez de la necesidad de abrir la mente, "de hacer cosas", "de ser innovador en lo cotidiano". Es un maestro, no sólo de los fogones.
No hay manera de olvidarse de los versos de Manolo García. Y surge la pregunta inquietante ¿Pero cómo vamos a quererlo todo, también el lodo? Y entonces pinchan otro tema suyo. Este se llama Junto a ti. "Tú me recuerdas que estoy vivo, tú como paisaje, me convocas a lo cierto de vivir".