Un quiero y no puedo

Pues así somos nosotros los españoles, y a mucha honra. Ni corto ni perezoso, final de la Davis y final del mundial de fútbol sala, ¿acaso no era posible? Claro que lo era y digo bien hablando en pasado, porque vaya varapalo nos llevamos primero en tierras tailandesas y después en la República Checa.
Atormentados y obsesionados pasaron muchos la semana que soñaban con dos palabras mágicas para unos y malditas para otros, sí hablo de pista rápida. Cada cual en su casa viste y calza como le viene en gana; no fue sino esto lo que hicieron los checos, venciendo de pie y sin sudar en exceso. David Ferrer jugó el papel de madre animando y manteniendo la esperanza hasta el quinto punto donde el murciano Almagro se la jugó y acabó pagando caro un primer set para olvidar.
No éramos favoritos, no hubo sexta ensaladera, se quiso pero no se pudo.
Como el día que las noticias dan la subida una vez más del paro, tal cual fue el último día de la tercera semana del penúltimo mes del año, pero en esta ocasión en materia deportiva.
Dicho lo cual, la roja de futbol sala, la de las dos estrellas no pudo con la Brasil de Falcao, que guste o no, ya sea en césped ya sea en parquet, sigue siendo cuna de fútbol.
¿Cómo cambian las cosas en apenas un minuto? La reina sigue siendo la reina y es que abre brecha con España en eso de ganar mundiales.
Cinco a dos queda la cosa en una jornada poco hermosa.