`Un esplendido análisis y recuerdo de la enseñanza básica del catolicismo`
La Cruz siempre une, nunca separa, nos ha recordado el Papa. Y el cardenal Bertone ha señalado, al respecto de esta polémica, que el crucifijo es "un símbolo de amor universal y de acogida, no de exclusión". Y así parece que lo entienden los italianos -país directamente afectado por la sentencia-, cuando, en reciente encuesta, el 84% se ha manifestado favorable a la permanencia de los crucifijos en las aulas.
¿Cómo valora la afirmación "los crucifijos se pueden quitar, pero no se puede eliminar de la realidad a un hombre vivo"?
El manifiesto dice muy bien que algunos podrían tener el poder para abolir los crucifijos pero no está en sus manos eliminar a los cristianos vivos de la realidad. Y a este respecto, si me permite, voy a citar, de nuevo, encuestas, pero esta vez de nuestro país: el CIS nos acaba de recordar que el 77% de los españoles se definen a sí mismo como católicos frente a un 20% de agnósticos y ateos. ¿Bajo qué principio democrático el 20% se impone al 77% para retirar crucifijos? Una cosa es que se deban respetar las minorías y otra muy distinta es que la minoría imponga sus tesis a la mayoría. Eso no es fruto de la democracia ni de la tolerancia. Es consecuencia del sectarismo e intolerancia de una minoría frente a la tibieza y debilidad de una mayoría que no sólo no sabe defender sus derechos sino que, lo que es peor, no defiende sus convicciones
¿Es pertinente la pregunta de Dostoievski: "Un hombre culto, un europeo de nuestros días, ¿puede creer de verdad en la divinidad del hijo de Dios, Jesucristo?"?
Creo que lo primero que tenemos que recordar es que fueron humanistas cristianos como De Gasperi, Monnet o Adenauer los padres fundadores de esta Europa que, al renegar ahora de sus raíces cristinas, se ha convertido en un proyecto sin identidad.
La sentencia del Tribunal de Estrasburgo no es un hecho aislado ni es una decisión simbólica. Por el contrario, expresa la culminación de todo un proyecto político y cultural de construcción de una Europa laica alejada de toda dimensión espiritual o trascendente y que encuentra su fundamento en la modernidad surgida de la Revolución Francesa. Como he dicho en otro lugar, se trata de "una sentencia contra Europa".