UGT y CCOO contra los trabajadores

Las centrales sindicales mayoritarias oficializaron en la calle su vocación de convertirse en aparatos que mantienen el estatus, en comisarios de una política económica que ha hecho de España la campeona del paro, tenazas de un estatalismo que sofoca la creatividad social. La tasa de contratos temporales en España según la EPA del tercer trimestre es del 26 por ciento. En la construcción alcanza el 43 por ciento y en los jóvenes hasta los 20 años, el 77 por ciento. Un 55 por ciento de los jóvenes que trabajan y tienen menos de 25 años tienen contratos temporales. En todos estos casos el despido cuesta 0 euros. Si al 18 por ciento de la población en paro se le suma el 26% de temporales el resultado es que hay un 44 por ciento de la población activa para la que los sindicatos se han convertido en un enemigo. Habría que sumar a estas cifras el porcentaje de población activa que ya ha dejado de buscar trabajo.
Los sindicatos se han convertido en enemigos de estos trabajadores porque frenan las reformas que, según todos los organismos internacionales y los expertos, harían más fácil una recuperación del empleo y porque, para proteger a los trabajadores que tienen contrato indefinido, la "aristocracia laboral", condenan a los temporales a la precariedad. Son las cosas que en la España de lo políticamente correcto no se pueden decir. Como tampoco se pude decir que el "déficit" sin límite que reclama Cándido Méndez le quita el pan a los trabajadores que dice estar protegiendo. La semana pasada tuvimos la más clara constatación: la amenaza de una nueva rebaja de la calificación de la deuda por parte de Standard & Poors provocó que la emisión de deuda que se produjo en las horas siguientes no fuera cubierta. Nuestra deuda se separa ya 60 puntos básicos de la de Alemania y tenemos la misma moneda. Eso significa más impuestos para los asalariados, hipoteca para las futuras generaciones, sofocante estatalismo para los emprendedores. UGT y CCOO están con Zapatero, contra los trabajadores.