Tres medidas para transformar la crisis económica en una oportunidad
Segundo punto importante: asegurar la confianza en el sistema financiero y bancario, además de tutelar los intereses de los inversores, supone también que las instituciones financieras cumplan con rigor las recomendaciones en materia de transparencia respecto a las obligaciones y riesgos que asuman.
El Consejo Europeo ha subrayado además la necesidad de reforzar la vigilancia del sector financiero europeo, en particular de los grupos transnacionales, y de cumplir con urgencia el calendario del Ecofin, con el fin de mejorar la coordinación de la vigilancia a nivel europeo.
Muy bien recibida ha sido la creación, por parte de la Comisión, de un grupo de alto nivel. El Consejo acelerará sus trabajos para reforzar las normas en materia de estabilidad, incluida la directiva sobre los requisitos patrimoniales de los bancos. Solicita decisiones rápidas sobre la elaboración de normas europeas en materia de seguridad de los depósitos para asegurar la protección de los ahorradores.
Frente a la crisis financiera, el Consejo europeo "expresa su determinación para agilizar de forma coordinada y exhaustiva la recuperación del buen funcionamiento del sistema financiero, asegurar la financiación normal y eficaz de la economía y retomar la vía del crecimiento y el empleo".
Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea parecen reconocer la necesidad de coordinar las políticas económicas, financieras y monetarias porque las intervenciones nacionales en los momentos de mayor emergencia son fundamentales, pero por sí solas no son suficientes. La UE debe volver a empezar a partir de estas conclusiones, sin olvidar que aquello que necesitamos con más urgencia es un plan de dimensiones europeas que afronte los principales elementos críticos: estabilización financiera, supervisión, reducción del riesgo. La necesidad nos debe animar a recorre caminos que en otras situaciones no habríamos querido ni podido recorrer, ha llegado la hora de que la UE dicte reglas más eficaces contra la crisis.
Por esto he compartido tres propuestas con mi colega Gianni Pittela, pesidente de la delegación italiana del PD, propuestas que han sido consideradas durante el Consejo por el premier inglés Gordon Brown, quien apoya sobre todo la supervisión, pero también por la presidencia francesa.
La estabilidad financiera en este momento está garantizada sólo a nivel nacional. La UE, sin embargo, dispone de un organismo, la Banca Europea de Inversión (BEI), capacitados para reunir recursos del mercado de capitales. Se puede reflexionar sobre la posibilidad de hacer del BEI un órgano de estabilización macroeconómica, obviamente después de modificar oportunamente su estructura de gobierno. Una operación de este tipo permitiría no recurrir a las balanzas nacionales y no recaer por tanto sobre los contribuyentes.
La segunda propuesta se dirige a la supervisión. El llamado "colegio de supervisores" para los grupos transnacionales supone un gran progreso respecto a la supervisión fragmentada. Pero ahora es el momento de ir más allá. El supervisor único se hace cada vez más necesario, especialmente para los grandes grupos bancarios europeos. Se podría prever un modelo donde la banca central europea tenga esa responsabilidad. Los retos a los que hacemos frente en este momento demuestran claramente la necesidad de esta figura.
La tercera prioridad se dirige a la reducción del riesgo: la crisis está alimentada por aquellos instrumentos de crédito que han distribuido después el riesgo entre otros sujetos del mercado que no lo han podido soportar. Debemos por tanto dotarnos de un reglamento nuevo que garantice la transacción del crédito, que reduzca la posibilidad de mezclar créditos de buena calidad con aquéllos de pero calidad. Los emisores deben estar obligados a guardar en sus libros de contabilidad un porcentaje del crédito emitido y deben seguir el riesgo de sus títulos de crédito en un trabajo conjunto con las agencias de rating, y que esto suceda con regularidad, no sólo en el momento de emitir el crédito.
Será muy importante en los próximos meses la acción del BCE y de la BEI, las dos instituciones "económicas" de la Unión: la primera, si se confirman las buenas intenciones que proclamó, tendrá un papel clave, más allá de la supervisión, en coordinación con los bancos centrales de los países miembros, sobre todo para asegurar la liquidez del sistema financiero para preservar la confianza y la estabilidad.
La BEI, por su parte, debe asumir la mayor parte del riesgo financiero de las pequeñas y medianas empresas, antes que nada movilizando los 30 millones de euros prometidos para sostener las pymes europeas, y después reforzando su propia capacidad de intervención en relación a proyectos de infraestructuras.
No debemos tener la pretensión encontrar una solución a todos los males que afectan a la economía global, pero es urgente que tomemos conciencia del hecho de que la crisis puede y debe transformarse en una oportunidad. Parece una paradoja, pero es el momento de ser ambiciosos. Debemos identificar en la perspectiva europea la fuerza motriz real del proceso de recuperación de la economía de todo el mundo.