Tiempo Revuelto

Empecé, esta sección bloguera en Páginas Digital con ilusión, pero “vuestros pensamientos, no son mis pensamientos, ni mis caminos vuestros caminos´ Se puede leer en Isaías 55,8, así que después de mi primer post, me encontré en las urgencias del hospital, donde fui ingresado por un problema vascular en el cerebro.

Los años van enseñándome, a saber interpretar mejor  los signos que se presentan a diario en mi vida, y os aseguro que la serenidad , ocupa cada vez más espacio ,cuando se  produce la aceptación, de todo aquello que se ha escapado a mis previsiones.

Cuando uno experimenta y cree de verdad, que “ni un solo cabello de nuestra cabeza se cae sin que Dios lo permita”, (Mt10,29) todo se vive en la dimensión de la fe, y cuando se entra en ese espacio , acompañado y cogido de las manos de Quien se confía, es cuando puede uno adentrarse sin temor, en la oscuridad;esa, que a menudo acompaña al que sufre.

¿Acaso no es en la oscuridad, donde la fe adquiere todo su sentido? Algunos relacionan la fe, con la consolación, paz y tranquilidad interior; creo que es todo lo contrario. La fe se desenvuelve en la hostilidad, en las dificultades, dudas, luchas, desalientos, y oscuridades.

El diagnostico recibido en mi hospitalización no ha sido bueno, aunque tiene solución, dentro de sus riesgos, y el próximo lunes efectuaran una intervención para intentar solventarlo.

No ha sido fácil aceptarlo. No ha sido sencillo, decir: “Señor me someto a tus designios” . Yo experimento, entrar en un túnel de oscuridad, donde sé que voy cogido de la mano, aunque dude de ello. No hay momentos de luz, pero sí ocasiones, de percibir el roce de unas manos, que se han cogido a las mías, para seguir avanzando. Y creo, que a eso, sí puede llamársele Fe, en un período de tiempo revuelto.

Si saco una lección de estos días de hospitalización, es la que he obtenido, pensando en el valor, paciencia y serenidad, de tanta gente postrada en una cama, un día y otro. En aquellos que saben aceptar su oscuridad, experimentando la certeza de ese contacto personal, de Quien les acompaña. Los que se quejan en silencio, sin que nadie perciba su dolor, aceptándolo como suyo, y no dejando que los demás participen de él. Los que saben canalizarlo, ofreciéndolo, para regar tantos corazones secos.

No sé dónde acabará mi aventura, con la que se ha convertido en mi compañera de viaje y que se llama enfermedad . Solo le pido, que en la oscuridad, me deje de vez en cuando sacar la luz, que un día se me dio; aquella que nació en el sufrimiento de un Dios hecho hombre por amor, y que fue entregada a todos con su Muerte y Resurrección.

Pues si el lunes os acordáis, agradecería una oración , seguro que el túnel, se verá mucho mejor.