México

Tiempo de esperanza

Mundo · PaginasDigital
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2 septiembre 2008
El pasado 28 de agosto, la Suprema Corte de Justicia mexicana declaró como constitucional la ley que despenaliza el aborto en las primeras 12 semanas de gestación en el Distrito Federal. Rodrigo Guerra, Fernando Pliego y Jorge Traslosheros son académicos mexicanos que participaron en primera línea a favor de la vida en los debates antes de la aprobación de la ley y durante la controversia constitucional en la Corte. Son también miembros de la Red Académica Fides et Ratio. Los tres firman un manifiesto al que Páginas Digital da difusión.

Hoy es tiempo de refrendar nuestra esperanza. Ocho de once ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tomaron la decisión de declarar no inconstitucional la ley del aborto de la Ciudad de México. El hecho es sorprendente porque lo hicieron de espaldas al orden jurídico mexicano (formado por la Constitución, tratados internacionales, leyes federales y locales), por haber ignorado los muy informados razonamientos y peticiones de la sociedad civil a la cual están obligados a servir, y por la ligereza con que abordaron el tema fundando sus votos en simples opiniones personales. Lamentable decisión que ya habrá tiempo de comentar una vez que redacten y publiquen el documento al cual están obligados.

Puesto que la decisión de los legisladores y gobernantes de la Ciudad de México, así como la propia de la Suprema Corte, está divorciada de toda razón y del más elemental humanismo, es tiempo de afirmar nuestra esperanza en forma tal que pueda ser compartida por creyentes, agnósticos y ateos, por cualquier mujer y hombre de buena voluntad. No podemos olvidar que la lucha por la vida y dignidad humanas es de larga duración, que es una batalla por la cultura que puede tomar varias generaciones y que de hecho nunca termina. Es tiempo de ampliar nuestros horizontes y de afirmar las convicciones que nos dan vida y motivan nuestras acciones, que dan sentido a nuestra existencia. Llenos de esperanza:

1.- Afirmamos nuestro compromiso con la construcción de una cultura centrada en la dignidad de todo ser humano desde la concepción hasta su muerte natural. Que éste no es un objetivo programático, mucho menos coyuntural, que es una forma de vida.

2.- Afirmamos nuestro compromiso con la construcción de una sociedad democrática, justa, incluyente y participativa sustentada en el respeto a los derechos fundamentales de todo ser humano que son la vida, la libertad y la justicia.

3.- Afirmamos nuestra convicción de que el respeto a la vida del ser humano concebido debe considerar siempre y en todo momento la dignidad de la mujer. La armonía de sus derechos es condición esencial para gozar de una sociedad justa, una cultura auténticamente humana y una democracia sustancial.

4.- Rechazamos decididamente toda práctica individual o social que atente contra la dignidad de todo ser humano como el tráfico de estupefacientes y de personas, la corrupción, el secuestro, la discriminación contra la mujer, los niños, los enfermos, los ancianos, los migrantes, los discapacitados, los indios, la destrucción del medio ambiente y en general de todo aquello que lastime a cualquier persona, quien sea, donde quiera que se encuentre.

5.- Reclamamos nuestro derecho a oponernos a leyes y políticas injustas, y de hacerlo por vías democráticas, racionales, legítimas y pacíficas sin dañar los derechos de terceros, respetando en todo momento los derechos fundamentales de toda persona. Estos medios están reconocidos ampliamente en nuestra Constitución (garantías individuales) y en el Derecho internacional (derechos humanos), tales como la libertad de asociación, de la manifestación libre de las ideas cuestionando racionalmente las decisiones del poder, la aplicación de programas educativos "contraculturales" y todas aquellas acciones que abonen a la construcción de un auténtico Estado de Derecho.

6.- Afirmamos nuestra convicción de que uno es el género humano, que la condición de miembros de la misma especie nos hace hermanos, partícipes de una sola familia, por lo que estamos llamados a una convivencia solidaria, amorosa y llena de esperanza.

Rodrigo Guerra, Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV)

Fernando Pliego, Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Jorge Traslosheros, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

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