Solidarios. La vida más allá de uno mismo

Cultura · Ángel Satué
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9 marzo 2021
Antonio Rubio Plo nos acerca a la vida de Svetlana Alexievich, de Antonio Guterres, de Mahamat Saleh Haroun, de Andrea Riccardi y de Antoinette Kankindi. ¿Quiénes son estas personas?

Antonio Rubio Plo nos acerca a la vida de Svetlana Alexievich, de Antonio Guterres, de Mahamat Saleh Haroun, de Andrea Riccardi y de Antoinette Kankindi. ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué estos cinco, tres europeos y dos africanos, tres hombres y dos mujeres, tres blancos y dos negros, una eslava, dos mediterráneos y dos africanos? ¿Por qué estas cinco personas?

Antonio Rubio ha elegido estas cinco personas, porque son personas que se interesan por personas. Simple y llanamente. Personas solidarias. Aquel tipo de persona que ha sabido salir de ella misma, impulsada por un amor fraternal hacia el resto de los hombres. No de una Humanidad abstracta e ideológica, sino por una pasión por el hombre real. Como dice el propio Antonio, los cinco “comparten la convicción de que la existencia humana no puede concebirse sin los demás”.

Tolstoi aparece recurrentemente, a través de sus citas. Sobre todo, cuando se trata de acercarnos a Svetlana, ganadora del Nobel, y retratista de la realidad social de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas.

También se para el autor en las iniciativas puestas en marcha por sus cinco escogidos. Por ejemplo, la que crea Kankindi, tratando de comprender el papel de la mujer en África, y modificar su situación.

En el fondo, al posar la mirada en estos cinco hombres y mujeres, lo que hace el autor es mirar exactamente donde miran los cinco, a la gente corriente, porque veremos que, en el fondo, son gente también corriente.

¿Y cómo miran los cinco a la gente corriente? La miran desde una cámara cinematográfica; con los ojos del ensayista; desde la tarima de una profesora universitaria; desde la mediación en los conflictos más enquistados del mundo; o desde el despacho del secretario general de Naciones Unidas, con las botas puestas para no perderse en los pasillos de la burocracia internacional.

¿Y cómo mira Antonio a estos cinco hombres y mujeres? Lo hace a través de sus biografías, llamando la atención la importancia de la infancia en todos ellos, o de una anécdota o acontecimiento que les marcaría de por vida. También resulta impresionante la fuerza y el poder de la imagen en este ensayo, por cuanto los cinco, de una u otra forma, han sido fuertemente influenciados por el cine, el gran arte del siglo XX. Por último, el ensayo está plagado de declaraciones públicas, discursos y algunos comentarios que el autor ha vivido en primera persona, adquiriendo la narrativa un punto de cercanía y candor envolvente.

El ensayo es un libro abierto, pues remite a una extensa filmografía y biblioteca. Directores y autores se dan cita, diríamos que se conjuran, para ir descubriendo en la vida de los “cinco solidarios” el significado de civilización.

Dice Guterres, católico practicante, que “ser civilizado significa ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los otros, aunque tengan rostros y hábitos distintos a los nuestros; saber ponerse en su lugar y mirarnos a nosotros mismos como desde fuera (…) Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización”.

La unidad de Europa, sus orígenes, el futuro de África, en particular de países como Uganda, Chad, Kenia, Congo o Nigeria; la paz en el mundo; el cine; el alma rusa; la globalización y la sociedad civil; la corrupción, el poder y la política; la geopolítica y la psicología humana; la literatura rusa, con Dostoiesvski y Tolstoi, y la poesía italiana, con Pasolini, o la francesa, con Peguy; el feminismo; el perdón son algunos de los temas que aborda el autor en el ensayo.

“A los amigos no se les interroga: simplemente se les deja hablar”. Así trata a sus cinco amigos Antonio. Les deja hablar a través de sus vidas.

Este ensayo es una ventana a través de la cual se ve la realidad. La prueba de que es verdadero es que no nos cierra, al revés, nos llama a abrirnos a todo. Al mundo entero, pero no en abstracto, sino a través de las personas concretas. Las mismas que son miradas por los “cinco solidarios”, la historiadora de las voces anónimas (Svetlana Alexievich), el hombre de inteligencia y de corazón (Antonio Guterres), el cineasta de la compasión y del perdón (Mahamat Saleh Haroun), el artesano de la solidaridad (Andrea Riccardi) y la educadora de la mujer (Antoinette Kankindi).

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