Siria: Hasta siempre

Mundo · M.P.
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15 febrero 2012
«¿Saben ustedes que al final de cada misa los fieles se dicen adiós?». La frase pronunciada por el arzobispo maronita de Damasco, monseñor Samir Nassar (y que retoma Ayuda a la Iglesia Necesitada), captura mejor que cualquier análisis la dramática situación y la incertidumbre de los cristianos en Siria.

«Nuestro país -cuenta el religioso- está en un callejón sin salida. Y no hay ninguna solución en el horizonte. Hemos pasado once meses de crisis y la violencia duplica su intensidad». Y la Iglesia, por su parte, parece estar ya sin fuerzas. Nassar habla de una comunidad «impotente y abrumada por las necesidades».

El apoyo psicológico de los ciudadanos es una parte integral del servicio pastoral; además de las necesidades de los refugiados iraquíes se añaden preponderantemente las de los, cada más numerosos, prófugos sirios. «Con el retiro de los embajadores árabes y occidentales -explica monseñor Nassar-, obtener una visa permanente es prácticamente imposible: una pesadilla sobre todo para los iraquíes que se encuentran bloqueados en Damasco».

En este contexto, hay que añadir los datos económicos: la devaluación de la lira siria ha reducido 60% el poder adquisitivo de los ciudadanos y el embargo económico ha afectado sobre todo a la gente normal: la inflación, la pobreza, un fuerte aumento del desempleo; mientras la falta de gas, electricidad y combustibles hacen que el invierno sea cada vez más rígido. «Sacamos fuerzas de nuestros valores evangélicos -cuenta a Ayuda a la Iglesia Necesitada monseñor Nassar- y de las palabras del Santo Padre, que invita constantemente al diálogo y a la no violencia».

El 23 de diciembre de 2011, en la capital siria explotaron dos bombas. Y hace poco más de un mes, el 6 de enero, un kamikaze se hizo explotar a 900 metros del arzobispado y mató a 25 personas. Solo unas pocas decenas de fieles asistieron a la misa de Navidad, y los niños que frecuentan el catecismo no son ni siquiera una veintena.

Una fuente interna de la Iglesia maronita local, que por motivos de seguridad prefiere mantener el anonimato, declaró a AIN de Italia que durante la última reunión del consejo de sacerdotes, incluso ellos mismos se preguntaban si el próximo año estarían todavía en Siria, mientras el desempleo juvenil sigue nutriendo «el éxodo de los cristianos de Oriente». «La crisis ha llegado a un estadío en el que ya no nos podemos permitir seguir siendo neutrales -añade la fuente. Pero ¿ podrá la Iglesia seguir jugando un papel de intermediación entre las dos facciones islámicas?»

Mientras tanto, la Santa Sede y el gobierno de Londres lanzaron esta mañana un llamado conjunto «para un fin inmediato de la violencia en Siria», y subrayaron la necesidad de una cooperación «para superar la actual crisis y trabajar para una convivencia armoniosa y para la unidad». Y para lograr que los cristianos puedan volver a despedirse al final de la misa diciendo: «Hasta pronto».

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