Sin retorno

La película propone una inteligente reflexión sobre los límites de la justicia humana, y el valor de la responsabilidad y culpa personales. Aunque no es la primera vez que se aborda esta cuestión -recordemos Antes y después, de Barbet Schroeder-, lo cierto es que Miguel Cohan lo hace con mucha frescura, con un guión lleno de matices, y con una resolución interesante, realista y abierta. Además es muy oportuna la crítica que se hace de una justicia condicionada por la interferencia de los medios de comunicación.
Sin retorno está muy bien rodada e interpretada, y aunque es más bien un drama, mantiene una tensión y suspense propios del mejor thriller. Leonardo Sbaraglia y Federico Luppi hacen muy bien su trabajo, como es habitual, pero la sorpresa es el joven Martin Slipak, que encarna muy bien el peso de la conciencia. Sin duda una película que no sólo cuenta bien las cosas, sino que tiene cosas interesantes que contar.