Sin lo gratis no hay democracia
Este jueves un coche procedente de la prisión de Brieva llegaba al Hogar Don Orione en Pozuelo, un centro en el que se atiende a discapacitados. En ese coche viajaba Urdangarín que iba a hacer voluntariado con personas que sufren una discapacidad profunda. Urdangarín. Repetirá estas salidas de ocho horas diarias dos veces a la semana después de que el juez de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León, Florencio de Marcos, las autorizase.
Pedro Sánchez, el director del centro, ha explicado que en Don Orione se cuida de la vida. Urdargarín ha entrado en ese club de las personas que hacen voluntariado en España: tiene entre 3,5 y 4 millones de miembros que dedican su tiempo a alguna tarea de forma gratuita. El voluntariado se ha considerado muchas veces como un adorno para gente que tiene mucho tiempo libre o que tiene ciertas inclinaciones altruistas. El voluntariado es mucho más que eso. El voluntariado, el trabajo gratuito es un engranaje esencial de nuestra democracia. En España no lo solemos valorar como no valoramos el sector no lucrativo o tercer sector. Solemos considerar al Tercer Sector una especie de tapa-agujeros cuando es todo lo contrario.
Tenemos la ingenuidad de pensar que una sociedad está en pie porque el Estado y el mercado se ocupan de casi todo. Unas necesidades las cubrimos comprando servicios a las empresas y otras necesidades nos las cubre el Estado del Bienestar después de pagar impuestos. Pero eso no significa que todas las necesidades queden cubiertas. Tenemos necesidades de relación, de cuidados que solo pueden ser gratuitos y ahí es donde entra el voluntariado. Una sociedad no está en pie solo porque funcione el mercado y porque funcione el Estado, porque se apliquen las leyes. Nuestra sociedad tiene déficit democrático también porque tiene déficit de relaciones y déficit de cuidados. Los cuidados no son solo algo privado. No es verdad que nada sea gratis. Hay muchas cosas que son gratis, muchas personas que dan su tiempo y su vida gratis.