Sin acuerdo en Gaza

«A pesar de las crecientes expectativas, no se ha anunciado ningún acuerdo de alto el fuego para Gaza, ni se han tomado decisiones concretas sobre el dossier nuclear iraní o las conversaciones israelíes con Siria. Sin embargo, […] Israel ha aceptado que Qatar y otros países comiencen a transferir fondos para la reconstrucción de Gaza una vez que entre en vigor el alto el fuego de 60 días que se está negociando actualmente, de modo que la reconstrucción pueda comenzar de inmediato». Durante un acto celebrado en Washington con las familias de algunos rehenes, Netanyahu ha aclarado «que lo que se está negociando actualmente es el primer paso de un proceso más largo y que incluiría la liberación de algunos de los rehenes, pero no de todos. Una vez alcanzado un acuerdo sobre la primera fase, comenzarán las negociaciones para la segunda, durante la cual serán liberados los rehenes restantes», continúa el diario online, que añade: «Uno de los principales puntos de desacuerdo en las conversaciones de Doha es la petición israelí de mantener el control sobre el corredor Morag este-oeste, entre las ciudades de Rafah y Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza».
A pesar de las garantías de Netanyahu, las noticias negativas sobre la posibilidad de un acuerdo, publicadas a lo largo de toda la semana, han dejado «a las familias de los rehenes en un estado de constante preocupación y ansiedad», señala Haaretz. El diario israelí ha destacado la información contradictoria que ha acompañado las conversaciones entre los líderes de Estados Unidos e Israel: «En la primera reunión, Trump pareció estar totalmente alineado con Netanyahu, aparentemente aceptando las demandas de Israel en las negociaciones en curso con Hamás. Sin embargo, apenas 24 horas después, el tono cambió ligeramente. Según algunas indiscreciones, Trump estaría presionando ahora a Netanyahu para que finalmente haga concesiones y llegue a un acuerdo».
Mientras tanto, sin embargo, continúa la tragedia en Gaza, donde desde mayo han muerto casi 800 palestinos mientras intentaban obtener ayuda humanitaria, escribe el periódico progresista israelí: «Al menos ocho soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel han sido asesinados desde principios de semana: cinco en una explosión en Beit Hanoun, uno en Khan Yunis cuando una unidad de Hamás intentaba secuestrarlo, mientras que otros dos se quitaron trágicamente la vida, incapaces de soportar el dolor y el tumulto de la guerra. En esta fase, la guerra no tiene otra justificación que la de una coalición con un instinto de supervivencia hiperdesarrollado. Sin embargo, hay quienes intentan insinuar que la solución está a la vuelta de la esquina».
Le Monde también recuerda que la emboscada «en la noche del lunes 7 al martes 8 de julio elevó a 450 el número de soldados muertos en el enclave palestino desde el inicio de la guerra en octubre de 2023». Se trata de pérdidas cada vez más inútiles a los ojos de la opinión pública, como afirmó el familiar de una de las víctimas durante el funeral: «Fuiste un soldado valiente en una guerra inútil». También en el ejército crecen las voces disidentes, continúa el diario francés: «Dentro del Estado Mayor, las primeras voces contrarias a la continuación de la guerra surgieron a principios de 2024. Estas opiniones se basaban en un razonamiento cínicamente táctico, según el cual el alcance de los daños infligidos a las estructuras militares de Hamás había alcanzado su máximo, que era ilusorio perseguir a pequeñas unidades de supervivientes, aisladas entre las ruinas, y que eso se pagaría con muertes inútiles de soldados».
Según el periodista Thomas Friedman, entrevistado por Foreign Policy, «este Gobierno israelí, no Israel como Estado o el proyecto sionista, sino este Gobierno israelí, representa la mayor amenaza para el pueblo judío en este momento, porque sus acciones en Gaza no tienen ningún sentido». El periodista sostiene además que Netanyahu quiere llegar a un acuerdo, pero también necesita que se le conceda «el derecho a reanudar la guerra, tal y como hizo con el último alto el fuego» para satisfacer las demandas de sus aliados gubernamentales. Por el contrario, Hamás «quiere estar seguro de que, al final de los 60 días, Israel no reanudará la guerra» y no expulsará al movimiento de la Franja.
Mientras tanto, Estados Unidos sigue apoyando a Netanyahu: tras sancionar a Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos, al fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, y a otros cuatro jueces, Washington ha lanzado una amenaza a los 125 Estados miembros de la CPI pidiendo que retiren las medidas adoptadas contra el primer ministro israelí: «Esperamos que todas las acciones de la CPI contra Estados Unidos y nuestro aliado Israel —es decir, todas las investigaciones y órdenes de detención— sean retiradas», escribe Le Monde, citando el comunicado estadounidense.
También han surgido preocupaciones en relación con el plan propuesto por el ministro de Defensa, Israel Katz, que ha planteado la idea de crear una «ciudad humanitaria». Según el proyecto de Katz, escribe el Wall Street Journal, «el ejército israelí trasladaría a los palestinos a una zona designada alrededor de la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, donde residirían y recibirían ayuda. El ejército aseguraría el perímetro y controlaría a las personas a la entrada para eliminar a los presuntos militantes. Una vez dentro, no se permitiría salir a nadie». Pero «la rama legal del ejército israelí y algunos de los principales abogados del país están planteando preocupaciones sobre el hecho de que el plan podría exponer a Israel a acusaciones de desplazamiento forzoso y internamiento de civiles, ambos ilegales según el derecho internacional».
El de Katz no es el único plan que ha generado escándalo esta semana: el Financial Times ha revisado una serie de documentos sobre el proyecto «ideado por empresarios israelíes y que ha utilizado modelos financieros desarrollados por el Boston Consulting Group (BCG) para reimaginar Gaza como un próspero centro comercial», en el que también ha participado el Tony Blair Institute (TBI). Según el diario financiero, entre las propuestas del TBI figuran «la idea de una «Riviera de Gaza» con islas artificiales frente a la costa similares a las de Dubái, iniciativas comerciales basadas en la cadena de bloques, un puerto de aguas profundas para conectar Gaza con el corredor económico India-Oriente Medio-Europa y «zonas económicas especiales» con bajos impuestos». Entre estas propuestas no se menciona el traslado de los palestinos, que según los planes presentados por algunos empresarios israelíes para la región se marcharían de forma voluntaria. Estos son solo algunos de los proyectos presentados hasta ahora para la gestión de Gaza tras el conflicto. Por ejemplo, continúa el FT, «la Liga Árabe ha aprobado un programa de reconstrucción de 53 000 millones de dólares presentado por Egipto en marzo, mientras que algunos think tanks privados, entre ellos Rand, han presentado sus propias propuestas». Algunas fuentes conocedoras del asunto han destacado que los consultores de BCG, ya implicados en la creación de la famosa Fundación Humanitaria de Gaza, han prestado servicios de «modelización, benchmarking y creación de diapositivas», calificando todo ello de «un trabajo fenomenal».
- Artículo publicado en Oasis
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