Siempre feliz
Aunque el film quiere ser un elogio del matrimonio y de la buena comunicación en la pareja, lo cierto es que parte de un relativismo tan radical que lo más llamativo es la inconsistencia personal de cada uno de los supuestos adultos del film. Además, los adulterios y juegos sexuales se realizan a veces ante la mirada atónita de los niños que asisten perplejos al cambio de parejas.
La película está bien dirigida y rodada, con ciertos elementos cómicos como el coro que va glosando la película. Obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance de 2011, y el Giraldillo de Oro en el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Pero pesa en exceso la atmósfera claustrofóbica de unos adultos que sólo viven para lo que en cada momento les apetece, y que carecen del más mínimo poder educativo sobre sus infortunados hijos.