Si Israel no guarda un `mínimo de cordura` las consecuencias pueden ser nefastas
Éste es el primer y principal aspecto que hay que subrayar porque tales estragos no eran inevitables, el enfrentamiento armado, el acto llamado de "represalia" por parte de Israel no constituye el único escenario posible. No se puede razonar en abstracto sin tener en cuenta los efectos de un acto de guerra.
En el mundo occidental democrático, todos ansiamos entrever un punto que desvele una posible solución pacífica para un conflicto que lleva demasiado tiempo desangrando Tierra Santa. Esta premisa era obligatoria porque los muertos inocentes pesan siempre, son el peso más grande para los responsables de gestionar los equilibrios internacionales.
Israel no puede aceptar de ningún modo que su población civil viva amenazada por los misiles terroristas de Hamas, con quien no se puede dialogar y a quien tal vez en el pasado se le hayan impuesto menos sanciones de las que merecía. Pero en este momento todos estamos de acuerdo en que la hipótesis de una intervención prolongada con el objetivo de extirpar definitivamente el cáncer de Hamas sería enp rimer lugar una tragedia desde el punto de vista humanitario, un enorme esparcimiento de sangre que perjudicaría sobre todo al pueblo israelí.
Entonces, ¿por qué una reacción tan desproporcionada? ¿Debilitar la estructura militar es realmente la única manera de obligar a Hamas a aceptar una tregua? ¿Realmente la voluntad política de Israel ha quedado bloqueada por los misiles de Hamas? Sin embargo, la vehemencia y la desproporción de la intervención hacen pensar al menos en otros dos posibles objetivos complementarios que podría perseguir el Gobierno israelí.
La relación con los Estados Unidos de América y la protección que éstos pueden garantizar siempres ha planteado una encrucijada fundamental: en primer lugar, Israel quiere saber de qué parte están los "nuevos" Estados Unidos de Obama o, mejor dicho, hasta qué punto es Obama pro-israelí, si será más om enos amigo de lo que ha sido George W. Bush. Entre otras, la intención de Israel parece ser la de atacar a los integristas de Hamas para que salgan a escena los de Hezbolá, teniendo en mente el caso libanés de hace dos años.
La reacción de Hezbolá no se ha hecho esperar. El líder del movimiento chií, Hassan Nasrallah, se ha dirigido rápidamente "a los pueblos árabes y musulmanes", exhortándoles "a continuar la movilización a todos los niveles", y a estar "dispuestos a ejecutar todo tipo de decisiones". Nasrallah ha declarado que sus combatientes están preparados para hacer frente a una posible "nueva agresión del enemigo israelí".
Esta última consideracción refuerza y ayuda a entender mejor la urgencia de un alto el fuego permanente, y la necesidad de restituir la legitimidad de Abu Mazen y de la Autoridad Nacional palestina para que no se rompa de forma irreversible el fino hilo del diálogo. El primer paso debe darlo Israel, que tiene que tomar en consideración la propuesta de la Unión Europea, a la que seguirá una resolución de Naciones Unidas. Es de Israel de donde debe partir el "mínimo de cordura" auspidiado por Benedicto XVI.
Mario Mauro es vicepresidente del Parlamento Europeo