Rusia y Estados Unidos, imperios cristianos, contra la Europa secular

Editorial · Fernando de Haro
Me gusta 0 | 0
22 febrero 2025
Invocar al papa no significa hacerle caso. También Putin utiliza al patriarca de Moscú para defender la invasión de Ucrania. Con la diferencia de que a  Kirill le gusta que le usen porque comparte la visión política de Putin.

A Putin le sobran los últimos 40 años de  la historia de Rusia. Le sobra lo que sucedió a partir de 1985 cuando Gorbachov puso en marcha la perestroika (reconstrucción) y la glasnot (liberalización) y luego aceptó la caída del Muro de Berlín. Putin, nunca lo ha ocultado, tiene como referente a Pedro el Grande, el zar que hizo de Rusia un gran imperio en el siglo XVIII. Ya en la Conferencia de Múnich de 2007 dejó claro que, desde su particular punto de vista, la OTAN no estaba respetando el espacio vital de Rusia. Putin siempre ha sido transparente: quiere volver al momento en el que la historia “se equivocó”, quiere volver al momento anterior a 1985. El presidente ruso no ha cambiado, el presidente de Estados Unidos sí y de un modo radical. Trump ha dinamitado en tres semanas 70 años de historia.

Para comprender la historia, como decía Braudel, hay que tener en cuenta la longue durée (la larga duración), las estructuras que se mantienen estables a pesar de los cambios aparentes. Estados Unidos se implicó, superando sus reticencias iniciales, en la lucha contra las dos formas de totalitarismo que sacudieron Europa durante el siglo XX. Se implicó, a costa de muchas vidas, en liberación del Viejo Continente del nazismo y se implicó con mucho esfuerzo y mucho dinero en la contención del expansionismo comunista. Ahora eso se ha acabado. El largo periodo que comenzó con la reacción al ataque a Pearl Harbor ha concluido.

Trump ha puesto a Estados Unidos del lado de Rusia. La foto del secretario de Estado Marco Rubio sentado, en Arabia Saudí, a la misma mesa que el ministro de Asuntos Exteriores ruso lo dice todo. Trump reconoce a Putin como interlocutor, acepta las fakenews sobre Zelensky fabricadas por Moscú para justificar una rendición casi sin condiciones. Zelensky y no Putin, según la desinformación de Trump, es el tirano que hay que eliminar. La victima convertida en culpable.

Estamos asistiendo a un giro histórico, nunca el adjetivo tuvo más sentido, que se apoya en dos “teologías políticas cristianas”. Una católica y otra ortodoxa. Rusia y Estados Unidos se apoyan en este momento en dos ideologías que utilizan el cristianismo como referente y que coinciden en considerar a Europa como una realidad decadente.

Es difícil identificar en Trump un sistema de ideas ordenado. Pero ese sistema sí existe en la cabeza del vicepresidente. J.D. Vance es un católico converso que ha estudiado y que ha escrito y que está convencido de que la política debe ser un arma para defender valores como la familia, la diferencia sexual, un arma para defender virtudes universales. J.D. Vance ha explicado en alguna ocasión que para él ser católico es “ser miembro de la resistencia”. Resistencia, a juzgar por lo que dijo hace unos días en la Conferencia de Múnich, contra la disolución de los valores occidentales que Europa ya no defiende. Europa es el peor enemigo de Europa, según J.D. Vance. No tenemos libertad de expresión, no tenemos libertad religiosa, no vivimos en una verdadera democracia, no luchamos adecuadamente contra la migración. Y todo eso lo aceptamos acríticamente. El vicepresidente de Estados Unidos quiso rematar su arrogante  intervención plagada de simplificaciones y de noticias falsas citando, en realidad utilizando, a Juan Pablo II como supuesto referente. Invocar al papa no significa hacerle caso.

También Putin utiliza al patriarca de Moscú para defender la invasión de Ucrania. Con la diferencia de que a  Kirill le gusta que le usen porque comparte la visión política de Putin.

La Europa que describen J.D. Vane y Kirill no existe. Es un mero pretexto. La Europa real es mucho más compleja: desde luego es una región del mundo secularizada, marcada por una profunda crisis antropológica, donde los valores de la tradición no están en pie porque esa tradición se ha dejado de transmitir. Pero también es una Europa de buscadores de sentido, y, sobre todo, es una Europa en la que nadie sueña con utilizar el poder para sostener una determinada visión del mundo. Con sus limitaciones, Europa, hace posible la suprema condición de la verdad: la libertad.

J.D. Vane y Kirill seguramente son sinceros. Pero no parecen haberse dado cuenta de que el tiempo de las cristiandades políticas, el tiempo de las cristiandades, afortunadamente, se acabó.

 

Sigue en X los artículos más destacados de la semana de Páginas Digital!

¡Recuerda suscribirte al boletín de Páginas Digital!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Noticias relacionadas

Lo mismo que hace 20 años
Editorial · Fernando de Haro | 0
Han pasado 20 años desde el fallecimiento de Don Guissani pero su experiencia vuelve a suceder. El milagro ha continuado....
16 febrero 2025 | Me gusta 12
Condenados a la estupidez
Editorial · Fernando de Haro | 1
El mundo de la enseñanza, el mundo de los niños es un reflejo del mundo de los adultos. Los estudiantes están tan acostumbrados a que los adultos los controlen y supervisen” que son incapaces de tener un criterio propio....
9 febrero 2025 | Me gusta 3