Ruby Sparks

Cultura · Víctor Alvarado
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30 octubre 2012
A pesar de que Ruby Sparks (2012) recuerda a dos producciones de notable calidad como Air doll (2009) y Lars y una chica de verdad (2007) que reflexionaban sobre la soledad, esta película tiene tal entidad que bien podría hacer olvidar a las dos anteriores, pues, aunque guarda ciertas similitudes, estamos ante una de esas rarezas para un público mayoritario que busque buen cine.

La historia gira en torno a un escritor, que tuvo un gran éxito en sus inicios profesionales, pero que sufre una crisis personal que le bloquea su capacidad creativa hasta que imagina una relación con una muchacha de carácter alegre.

El argumento tiene mucho que ver con las dificultades en el proceso creativo de los propios directores con 23 años de matrimonio a sus espaldas, sus nombres: Valerie Faris y Jonathan Dayton, tras el éxito cosechado por su Pequeña Miss Sunshine (2006), una cinta indie, que hizo tambalearse a las grandes productoras, lo que les obligó a potenciar sus divisiones más independientes como es el caso de la sección Fox Searchlight, estas fueron las declaraciones de la célebre pareja a Fotogramas: "Nos identificamos con la presión que siente el protagonista, cuya primera novela fue un éxito enorme, pero no sabe sacar adelante la segunda. Nosotros recibimos mil ofertas después de las cuatro nominaciones y los dos Óscar para hacer películas grandes o pequeñas, no obstante, ninguna nos convencía del todo. Es como enamorarse de nuevo después de una historia de amor muy intensa".

El reparto no está nada mal, empezando por Zoe Kazan, nieta de Elia Kazan, lo que confirma nuestra teoría de que el enchufismo en el cine funciona, aunque hay que reconocerle que ha heredado el talento de su abuelo porque es también la excelente guionista de Ruby Sparks (2012). Paul Dano hace una magnífica interpretación, mientras que Annette Bening y Antonio Banderas ponen la veteranía necesaria para que el conjunto funcione.

La virtud de este relato se encuentra en que se complica la vida con una trama que, en otras manos sería aburrida e imposible, sin embargo, en este caso esta llena de dinamismo y en ningún momento se le va de las manos, ni se hace pesada, siendo capaz de sorprender por su inteligente enfoque.

Por otra parte, nos ofrecen una doble propuesta. La primera sirve para que dejemos de mirarnos el ombligo, si queremos madurar como persona tanto en nuestra vida sentimental como personal. La segunda sirve para hacernos pensar sobre las relaciones de pareja en la que se debe aceptar a la media naranja como es y no tratar de cambiarla, dejando libertad al otro miembro para decidir y manteniendo su dignidad.

Como dato curioso, no deben perderse el nuevo proyecto de los creadores de este largometraje, ya que está preparando la serie The Landford para la HBO.

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