Revolución con Dom Perignon
Los dos mandatarios revisaron diversos proyectos de cooperación, especialmente el militar, sector muy activo pero que se desarrolla en el mayor secreto. Chávez desea apoyo iraní para desarrollar su proyecto de energía nuclear y le ha ofrecido a Irán los abundantes recursos de uranio que tiene Venezuela. El asunto constituye la mayor preocupación para quienes temen que el auténtico proyecto persa sea la bomba nuclear, y que Venezuela pueda compartir la tecnología. En la agenda de la visita está previsto un homenaje a Chávez por haber roto relaciones con Israel durante la ofensiva militar a Gaza.
La alianza de Chávez con el Gobierno iraní es cuestionada por los socios en la OPEP. Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, están inquietos por el programa nuclear de Teherán y su actitud hegemónica en la región. Persia siempre confrontó al mundo árabe, todos son musulmanes, pero los shiítas iraníes se han propuesto derrumbar a las monarquías del Golfo, todas musulmanes sunitas, a quienes acusa de cómplices del imperialismo norteamericano y el colonialismo europeo. Irán no ha hecho caso a las decisiones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ni al Tratado de no proliferación de Armas Nucleares. En Viena sólo ha recibido apoyo de Siria, Cuba y Venezuela, en tanto que los países árabes han votado en contra.
El actual periplo de Chávez, además de aislarlo internacionalmente, dice un calificado experto, expone a Venezuela a ser incluida en los llamados Estados forajidos. En la opinión pública nacional crece el descontento por sus actividades y declaraciones tan descabelladas. Con el desconocimiento, en la práctica, de los gobernadores y alcaldes de la oposición, se ha puesto abiertamente al margen de la Constitución, justificando la caracterización de su régimen como una autocracia autoritaria. Los problemas fiscales tienen a sus partidarios reclamando airadamente el retraso en el pago de salarios y la negativa a firmar contratos colectivos con los trabajadores. Un columnista de El Universal escribe: "El evangelio socialista de Chávez parece el decálogo de la mentira. Predica austeridad, honradez y pulcritud y los hechos son todo lo contrario. Mientras el país confronta los problemas de la crisis mundial y de su paquete, él viaja por todos los confines de la tierra derrochando la renta petrolera. Hace la revolución con champagne Dom Pérignon, la bebida preferida en su famoso jet".
En tanto los lideres del G-20 adoptan planes para reactivar la economía, Chávez, indiferente o ignorante ante la catástrofe mundial de la que Venezuela, no escapa, imparte órdenes para que se encarcele a Manuel Rosales, el candidato que lo enfrentó el 2-D, y a Raúl Baduel, el general que lo había repuesto en el poder el 13 de abril del 2002, cuando el alto mando militar lo detuvo haciéndolo responsable de la masacre contra manifestantes que dos días antes pedían su renuncia. La TV del estado trasmite su gira, entre comerciales que demandan la reelección del Comandante, por ser el único que desde la presidencia puede liderizar la revolución post capitalista.