Retrato del régimen
La resolución fue aprobada por el Parlamento Europeo. Los socialistas, según las agencias de prensa, se abstuvieron porque buena parte de sus eurodiputados habían opinado internamente que no deberían inmiscuirse en asuntos propios de la soberanía venezolana. El demócrata cristiano alemán Bernd Posselt expresó: "A quien alegue que atentamos contra la soberanía de Venezuela le digo que estamos hablando de derechos humanos, de derechos que son universales".
En prensa europea se afirma que los socialistas se oponen al envío de observadores a los comicios del 23N, por ser elecciones regionales. Desde el Partido Popular les han preguntado si están seguros de que en elecciones regionales no se van a repetir las mismas irregularidades que las denunciadas por observadores enviados por el Parlamento Europeo en ocasiones anteriores. El Gobierno calificó de ridícula la resolución y Chávez expresó que Venezuela es el país donde hay mayor respeto por los derechos humanos y que vengan de visita quienes quieran confirmarlo.
Fernando Mires, quien militó en el partido comunista chileno y fue indomable opositor de Pinochet, es catedrático en la Universidad de Oldenburg. Allí obtuvo en 1991 el máximo titulo que otorgan las universidades germanas en el área de política internacional. Aceptó una invitación para un Seminario de la UCV, donde expresó su convicción de que en Venezuela no funciona el Estado de Derecho. Cuando se disponía a tomar el avión con destino a Frankfurt, fue detenido por un comando militar que le sometió a requisa e interrogatorio. El profesor contó la experiencia: "¿Su pasaporte? Aquí está. ¿Qué lo trajo a Venezuela? Una invitación de la Universidad. ¿Cuántos días estuvo? Aquí está la hoja de entrada y salida. ¿Cuántos? Cuatro. ¿Dónde se hospedó? Respondo. ¿Qué lleva en el bolso de mano? Dos libros y un par de calcetines. ¿En qué trabaja? Soy profesor. ¿Cuánto dinero lleva? 50 euros. ¿A qué Universidad vino? A la UCV. ¿Tiene invitación escrita? Aquí está. No está firmada. Me la enviaron por Internet, pero ahí está el número, llame de su teléfono. No hay respuesta. Luego se presentó otro militar e hizo las mismas preguntas. Me piden que me saque los zapatos y me hacen las mismas preguntas por tercera vez. Cuando comienza la cuarta ronda, pido que me dejen llamar por teléfono. No hay respuesta. Les digo que si no me lo permiten hacerlo a mí, llamen ellos a la embajada alemana o a la chilena, pues ahí saben quién soy. Transcurren varias horas. Al fin, un militar me hace un gesto para que entre al avión. Ninguna explicación. Los pilotos, de la línea aérea que se percataron de lo que ocurría y a sabiendas de que era una situación frecuente, decidieron esperar". Estamos ante un ensañamiento premeditado -escribe Tulio Hernández-. Intimidación para que él e intelectuales de su calidad no vengan. Es algo miserable, y cuando la intimidación se convierte en política de Estado, miserable es una palabra que se queda corta, pero nos ayuda a entender de qué tamaño es la perversión autoritaria con la que nos enfrentamos. El neoautoritarismo no mata, pero asfixia.