Requero, por la vía del `adoctrinamiento`; Blanco, en contra
El vocal del Consejo General del Poder Judicial José Luis Requero afirma que la toma de posición frente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía "es una cuestión de táctica". Se pronuncia así "de acuerdo" con el análisis publicado esta semana en Páginas Digital por el fiscal del Tribunal Supremo Manuel Martínez de Aguirre "Libertad ideológica y Educación para la Ciudadanía. Otra aproximación jurídica".
Manuel Martínez de Aguirre defendía en ese artículo que lo mejor que pueden hacer los padres que se oponen a que sus hijos reciban la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EPC) no es objetar al conjunto de la materia, sino denunciar cómo adoctrina de forma concreta, según lo establecido por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. "La EpC -asegura Requero- puede abordarse desde tres ángulos: ejercitando la objeción de conciencia y llevando a los tribunales la negativa a admitirla; impugnado los contenidos de los diferentes decretos que regulan esa asignatura; o bien ir al detalle, a la concreción de lo que en esa asignatura se puede dar, por ejemplo, en los libros que se empleen o en los criterios de se sigan en cada colegio".
Requero se inclina, como Martínez de Aguirre, por esta última opción, "especialmente interesante en el caso de colegios públicos. Ahora bien, es una tarea agotadora y en ella los padres afectados deben estar oportunamente asesorados". El vocal del CGPJ subraya que "en todo caso la EpC no es algo rechazable en bloque y su ataque jurídico requiere una operación de cirugía para ir a lo que realmente resulta contrario a los postulados morales que puedan defender unos padres".
Una opinión contraria a la que ha manifestado a este respecto Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia. En su opinión, el artículo de Manuel Martínez de Aguirre "desenfoca el núcleo del problema, que no es el de unos libros de texto con contenidos ajenos a las convicciones morales familiares, pues eso puede suceder en cualquier otra asignatura y frente a un libro de texto no cabe la objeción de conciencia. Estoy más de acuerdo con la sentencia dictada por el Tribunal Superior de La Rioja".