Redentores americanos
No es una exageración afirmar que la aparición de Redentores, elúltimo libro de Krauze, se puede considerar como uno de los acontecimientosculturales más decisivos de los últimos meses en América Latina. Mientras en suMéxico natal se cerraba un ciclo, que volvía a llevar al PRI a la presidencia(después de haber ejercido hasta el año 2000 lo que algunos han llamado una"dictadura perfecta"), Krauze publicaba su obra que es, como el mismodice, "una historia de las ideas políticas de América Latina desde el findel siglo XIX hasta nuestros días".
Después de largas décadas en las que las claves culturales de la vidapolítica en América Latina las ha dictado el marxismo, incluso después de habersido derrotado, con este libro de Krauze, amasado en el entorno de la revista Letras Libres, aparece una interpretaciónabsolutamente liberal que reivindica lo mejor del espíritu que dio lugar a laindependencia. El volumen es brillante. En 500 páginas intensas, en las que serelata la biografía de 12 personajes, aparece una amplia pintura de la América hispanaque se hizo antiimperialista, enemiga irreconciliable de la América gringa, trasla Guerra de Cuba de 1898. De esa América que abrazó todo tipo de populismos,de comunismos y de indigenismo.
Se denuncia con precisión la búsqueda de soluciones tramposas a través decaudillos que, como en el caso de Hugo Chávez, saben utilizar a su favor alpueblo y su pobreza. Una presencia cristiana que quiera hacer las cuentas conla historia debería dialogar con los postulados de Krauze. La tesis última delautor mexicano es que la sucesión de "redentores" que han dominado enlos últimos cien años y siguen dominando el panorama latinoamericano florecengracias al pasado católico, a la herencia española en el continente. Krauze, quese considera discípulo de Octavio Paz, el gran poeta mexicano, polemiza conalgunas de sus tesis. El Paz marxista, el de su primera época, afirmaba que elcatolicismo de la monarquía española hizo mucho más por la integración de losindios que el liberalismo en el que se fundamentó la independencia. ParaKrauze, sin embargo, el catolicismo, al defender un cierto orden, contribuyó aesa "sacralización del poder" que todavía vemos en Hugo Chávez y enFidel Castro, acaso incluso en el PRI que vuelve a gobernar en México. "Laética misionera se transfirió de la esfera religiosa a la laica, de los padres redentores alos redentores civiles y revolucionarios", sostiene el autor.
¿Vuelve el viejo anticlericalismo latinoamericano? Lo que está claro es queeste nuevo pensamiento liberal necesita una respuesta seria. Hay unas primerascuestiones que se resuelven rápido: la tradición política católica del XVI notiene nada que ver con la deificación del Estado, a pesar de lo que diceKrauze. La opción que en las últimas décadas ha hecho la Iglesialatinoamericana por los más excluidos no ha sido causada por la "contaminaciónmarxista". La educación católica no alimenta "per se" elcaudillismo. Pero es cierto que hay una "transferencia desacralidad". Y esa transferencia no se produce por un "exceso defe" sino porue falta. Con ese fenómeno hay que hacer las cuentas. Ya hablóBenedicto XVI en México hace unos meses del "cansancio de la fe". Eldiálogo con los liberales latinoamericanos puede ser fecundo siempre que nopretendan imponer como categoría, poco liberal, el relativismo. Los católicossomos los primeros en estar contra los "redentores", al César lo quees del César, pero para que eso sea posible hay que dar a "Dios lo que esde Dios".