Rayo verde entre la bruma

Una de las alumnas prepara a concienciasu papel. Después de las presentaciones, sostiene con firmeza que entiende losmotivos de los atacantes porque son gente que han visto morir a los suyos enAfganistán. El profesor piensa que los futuros periodistas han preparado unguión fingiendo una situación extrema. Le explica a la moderadora que no puedetolerar opiniones que constituyan apología del terror. Que, en España,afortunadamente, después de la experiencia de ETA, eso es un delito.
Pero el debate no es una ficción. Lapráctica ha concluido y la alumna que defiende a los terroristas sigueexplicando que no hay más justicia que la que uno consigue con sus manos. Elresto escucha en silencio, alguno reclama la pena de muerte. El profesorrecuerda primero que la vida es un valor sagrado y luego recurre a argumentoshistóricos: a la reciente actitud de las víctimas de ETA, a la reconciliaciónque hizo posible la Transición en España después de la Guerra Civil, a lareconciliación de la postguerra Europa. Una tras otra, todas las razones chocancontra el subjetivismo que Macintyre en ///http://www.casadellibro.com/libro-tras-la-virtud/9788484321705/752544///Tras la virtud/// retrata como el arco final delpensamiento contemporáneo. Le responden que la suya es una opinión entre otras.
La razón no reconoce valores que fueronevidentes, se ha roto la memoria de la reconstrucción del país y de Europa. "Amí, ni mis padres ni mis abuelos me han contado que aquí hubiera una guerra yque hubiese que perdonar", argumenta un segundo alumno. "Son otros tiempos",añade un tercero. Otros tiempos sin duda. En los que la razón no tieneexperiencias para fundamentar evidencias que todo el mundo da por adquiridas.El nihilismo que retrataba Gluskscmann en su ///http://www.casadellibro.com/libro-dostoievski-en-manhattan/9788430604845/849025///Dostoiekvskien Manhatam/// no solo uniforma a losbarbudos que siguen aterrorizando al planeta, es el tejido silencioso con elque se visten, sin darse cuenta, muchos de los jóvenes de universidades"normales". Víctimas silentes que no saben explicar y explicarse, en unasituación límite, porque la vida es más grande que el odio.
Los jóvenes alumnos de periodismodeciden tomarse un respiro y se van a ver el ///http://www.youtube.com/watch?v=rARN6agiW7o///Gran Gatsby de Luhrmann///. El director australiano ha vuelto a usar el lenguajecon el que triunfó en Moulin Rouge hace más de 10 años:movimientos de cámara sin pudor, montaje muy rápido y música protagonista.Lenguaje de videoclip, ritmo trepidante, ambiente irreal, para reflejar untiempo descontrolado. Luhrmann ha sabido plasmar, a su modo, el corazón de la novela de Scott Fitzgerald. Di Caprio está estupendo y la candidez atractiva de CareyMulligan encarna a la perfección la mujer deseada que es mucho más que la mujerdeseada.
Los futuros periodistas perciben que, dealgún modo, los años 20 – el período de entreguerras – les retratan. No solo ensus excesos y desmanes. Sino, sobre todo, porque como Gatsby se levantanbuscando la luz verde que hay al otro lado del agua, el recuerdo omnipresentede un amor casi alcanzado que podría haber sido para toda la vida y que ya hanperdido. Se sienten reconocidos en el hombre poderoso que encierra, tras suslocuras, el afán de un niño.
Es esa luz verde el único punto de encuentro para reconstruir una razóndesarbolada. Los discursos y los valores ya no sirven. Hacen falta adultos paralos que la experiencia de la vida sea todavía un bien y que estén dispuestos air al encuentro del rayo que sigue brillando. Maestros que sean capaces demostrar a las nuevas generaciones, en el terreno de la vida concreta, que elrayo verde no está condenado a perderse entre las brumas de Long Island. Soloun amor presente reconstruye una razón perdida.