Rams (El valle de los carneros)

Cultura · Juan Orellana
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 743
12 noviembre 2015
Nos llega una película extraña. La Espiga de Oro en el último Festival de Valladolid fue a parar a esta película islandesa que constituye el segundo largometraje no documental de Grímur Hákonarson. Rams reúne algunas de las características de cierto cine escandinavo, como el de Aki Kaurismaki (El Havre) o el de Bent Hamer (Kitchen stories): un tempo sereno –no “lento” en el sentido despectivo con el que a veces se usa el término–, una extraña emotividad fría, una mirada tiernamente irónica sobre el ser humano, y una complicidad sutil y genuina con el surrealismo.

Nos llega una película extraña. La Espiga de Oro en el último Festival de Valladolid fue a parar a esta película islandesa que constituye el segundo largometraje no documental de Grímur Hákonarson. Rams reúne algunas de las características de cierto cine escandinavo, como el de Aki Kaurismaki (El Havre) o el de Bent Hamer (Kitchen stories): un tempo sereno –no “lento” en el sentido despectivo con el que a veces se usa el término–, una extraña emotividad fría, una mirada tiernamente irónica sobre el ser humano, y una complicidad sutil y genuina con el surrealismo.

La película Rams trata de la historia de dos hermanos solteros entrados en años, Gummi (Sigurður Sigurjónsson) y Kiddi (Theodór Júlíusson), que se dedican a la ganadería bovina, ovejas y sobre todo carneros. Llevan cuarenta años enemistados y casi sin dirigirse la palabra, a pesar de que viven uno junto al otro. Pero sucede algo que les obligará a volver a relacionarse: la amenaza de un virus que puede acabar con su ganado, único recurso que tienen para sobrevivir.

El argumento de reencuentros fraternos tiene ciertos paralelismos con “Una historia verdadera” de David Lynch, en el sentido que cuenta la reconciliación de dos ancianos hermanos que llevan años enemistados y que en el fondo de su alma anhelan el perdón y la verdadera fraternidad. También se asemeja en el clima pausado y contemplativo de ciertos momentos de carretera del film. Sin embargo, en la islandesa se ilustra sobre todo el enfrentamiento fraterno, mientras que en la de Lynch el peso estaba en el camino de purificación y de perdón. También se diferencian en el horizonte ideal de los personajes, mucho más amplio en aquella y más reducido en Rams, en que parece que no hay nada en el mundo más allá de los carneros. Aun así, la cinta es muy honesta, cae muy bien por su ternura, y es entrañable en su resolución. Se nota la proveniencia del documental de su director por la forma casi “etnográfica” de introducirnos a la historia.

Noticias relacionadas

En el 300 aniversario del nacimiento de Kant
Cultura · Costantino Esposito
Para recordar a un genio como Kant trescientos años después de su nacimiento -Königsberg, 22 de abril de 1724- es mejor no ceder al gusto de la celebración. Mejor partir de algunos de los nodos no resueltos de su pensamiento....
24 abril 2024 | Me gusta 0
Simón: ¿por qué frente a tanto mal surge tanto bien?
Cultura · Isabella García-Ramos Herrera
Simón (2023) es la primera película venezolana en llegar a Netflix Latinoamérica y España, después de su nominación a los premios Goya como “Mejor película iberoamericana” y ser ganadora y nominada en otros certámenes como el Heartland International Film Festival, The Platino Awards for...
1 abril 2024 | Me gusta 5
Tomarse a Dios en serio
Cultura · Antonio R. Rubio Plo
Ha llegado a mis manos un interesante libro "Tomarse a Dios en serio", escrito por Joan Mesquida Sampol, un funcionario de la Administración balear, con formación jurídica y en ciencias religiosas. El título va acompañado de este esclarecedor subtítulo "La dificultad de creer en un Dios que no...
19 marzo 2024 | Me gusta 5