Rajoy en Cataluña: 30 años de retraso

En Cataluña ha habido muchos años de siembra. Los últimos, con intensidad apremiante. Los medios públicos (televisión y radio), los medios que sobreviven con subvención pública (más del 80% de las radios), la mayoría de las cabeceras, los eventos culturales que se organizan y se trufan de subvenciones, la Historia que se enseña, ha creado un pedigree oficial.
Por eso, el acto del PP en Cataluña con Rajoy se recoge en los medios con la mirada provinciana del que observa un forastero en propia tierra. Una cosa es la política catalana, y otra es la posición ´lunática´, tramontana, forastera que se atribuye al PP. A Francesc Homs, portavoz del Govern, le revela (en términos políticos `le traiciona`, se dice) su subconsciente en su afán de crear titulares, siempre ´à la mode Chávez´: ´Homs constata el respeto catalán contra el discurso del miedo del PP´. Es decir, el PP catalán no es catalán. Algo en lo que el propio Rubalcaba, supuestamente `soberanista responsable`, cae de bruces también: ´Rubalcaba ve en el desembarco del PP en Cataluña el principio de la campaña electoral´. Es decir, el PP de Cataluña, cuando habla, ´desembarca´ a esa isla de ciudadanos de primera a la que la cultura oficial le concede ´la catalanidad´.
Podemos hablar de titulares, pero un buen periodista observa realidades. Puede hablar Rajoy con seguridad del opositor que ha buceado el Código Civil del concepto de ´bien indiviso´ que es España. Un recurso didáctico. O hablar de Dalí como ´parte´ del ´equipo´ de Goya, mostrando el Patrimonio Artístico de España como un banquillo de baloncesto, que es otra pasión de ese gallego opositor. O permitir a Moragas, su ´masajista de comunicación´ en el banquillo, una pequeña y torpe ´boutade´ sobre los catalanes como hobbits. Pero la foto de la realidad la plasmaba un ´pepero´ viejo, con cargo en la estructura, viendo el panorama de un teatro lleno de sonrisas forzadas y focos de señuelo: ´en esta carrera vamos con 30 años de retraso´. Se refería, sin duda, a la siembra catódico cultural que empezó como un chirimiri, propio de otras provincias, y que es ya un diario chubasco, otra vez, a lo Chávez.
Aire de derrota y ayes lastimosos entre las bambalinas peperas viendo que no se empieza por donde hay que empezar, a sembrar. Ahora sólo se habla de remediar. Un hombre 30 años en Cataluña no ha visto nunca ´el Estado´ en la calle más que en versión adaptada a la Autonomía local. Es algo de forasteros. Mientras, en los mismos medios, se recoge una noticia repetitiva, banal. Ante los debates sobre el Peñón, buques de la Navy ´se dejarán ver en Gibraltar´. Para los británicos, normal.
A estas alturas de la brecha, el avispero catalán no se arregla ya con una brillante lección de ´pro-indiviso´ de un brillante opositor. Ni una boutade de hobbit. Ni siquiera por buques ´que se dejen ver´. Es hora, hace muchos días, de sembrar y podar.