Quien no te quiere no te ayuda

Mundo · Jean Koulio
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28 diciembre 2017
Jean Koulio es originario de Guinea Conakry. Llegó a España hace tres años pero tardó dos en llegar porque tuvo que recorrer toda la mitad norte de África, atravesando varios países, yendo y viniendo, hasta llegar a Melilla. Ha sido uno de los protagonistas de la campaña de la ONG Cesal de estas Navidades. La campaña “¿Dónde está mi hogar?” está dedicada a cuatro proyectos de acogida. Reproducimos el relato que Koulio hace de su experiencia.

Jean Koulio es originario de Guinea Conakry. Llegó a España hace tres años pero tardó dos en llegar porque tuvo que recorrer toda la mitad norte de África, atravesando varios países, yendo y viniendo, hasta llegar a Melilla. Ha sido uno de los protagonistas de la campaña de la ONG Cesal de estas Navidades. La campaña “¿Dónde está mi hogar?” está dedicada a cuatro proyectos de acogida. Reproducimos el relato que Koulio hace de su experiencia.

Por África pasé por casi la mitad de los países del norte. Para mí es una historia que hace que me duela la cabeza cada vez que la cuento porque quiero olvidarla, pero en el mundo hay siempre felicidad y llanto. En África, antes de llegar a Melilla, pasé momentos muy difíciles, durmiendo en el bosque, comiendo lo que la gente tiraba a la basura, y todo eso era para mí una lección de vida. Algo que no te mata te hace fuerte. Como no me ha matado, es para mí una lección para seguir viviendo más fuerte, para luchar por lo que quiero. Al salir de África, siete metros después de la valla de Melilla vi que por delante tenía un cambio, pero este cambio, ¿quién me lo podía asegurar? Solo yo y la ayuda de Dios. Así que, a partir de ese momento, me puse a buscar, a pensar, a ver qué podía encontrar. Porque salir de tu país, llegar a un sitio donde no tienes padre ni madre, ¿cuál es tu arma? La paciencia y el buen comportamiento. Así que a partir de ese momento me puse a aprender español porque me decía que en un país, antes que defenderte, debes hablar su cultura, hay que saber para defenderte porque nadie te va a defender, podrán ayudarte pero tus propias habilidades son tu mejor defensa. La persona que mejor te puede defender eres tú. Pasé entonces dos meses en Melilla estudiando el idioma. Como le dije una vez a un formador, yo quería aprender las palabras pero no el alfabeto, eso ya lo sabía. De Melilla me trajeron a Madrid seis meses después, donde viví en un centro de refugiados otros seis meses.

En ese tiempo encontré a CESAL, y lo encontré porque buscaba un lugar donde aprender. Quería tener un título para poder trabajar, para ganarme la vida. Yo tenía el sueño de tener un título, alguna formación para poder defenderme en el futuro, y por eso buscaba lo que quería hacer y en ese momento conocí a Fernando Morán, que me impactó con sus palabras porque me dijo: “Jean, aquí somos tu familia”. Al pensar en esto, le di las gracias, pensando que era una palabra que todos decimos a los que queremos, pero cada día de mi vida ahora siento de nuevo estas palabras que se repiten y que tienen efecto, porque entonces eran palabras pero ahora es una realidad. En todo lo que hago, en todo lo que quiero hacer y lo que digo, no digo al 100% pero sí al 90% eso se ha realizado. No digo que otras ONG no hayan hecho cosas por mí, pero en CESAL he encontrado una familia, he encontrado el amor, he encontrado que aquí lo tengo todo y que ellos son todo para mí. Porque estar con alguien que no te quiere no te ayuda. Pueden decirte lo que tienes que entender, pero si no te quiere no te ayuda. En CESAL no conozco a todos pero en ninguna actividad de CESAL en la que he participado ha faltado alguien que se me acerque y me pregunte: “Jean, ¿cómo estás, cómo va el trabajo, qué haces ahora?”. Para mí es algo muy importante. En la vida puedes ver nacer a tu hijo, pero las personas que más va a querer están en la sociedad. Quiero decir que murió mi padre, murió mi madre, pero hoy Dios me ha ayudado a tener aquí, en España, una vida que nunca mi padre o mi madre habrían podido regalarme. Hoy estoy viviendo como si mañana no existiera para mí, siempre rodeado de felicidad. Puedo pensar en mi pasado, pero si pienso en la vida que estoy aprovechando ahora, me digo que ayer fue ayer y que hoy puede cambiar mi vida, puedo aprovechar más la vida que viene mañana.

Lo que más me reconforta es que he tenido una familia, mejor que todo. Una familia, porque podía estar solo y entonces siempre viviría con mi pasado dando vueltas en mi cabeza. Pero ahora tengo una familia que me dice: “Jean, si tienes algún problema, estamos aquí para ti”. Eso es lo más importante.

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