¿Quién mató a John F. Kennedy?

A estas horas en algún lugar recóndito de EEUU hay alguien leyendo las 80.000 páginas de documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy. En enero Trump firmó una orden ejecutiva para materializar la divulgación. Los funcionarios llevaban semanas trabajando en el asunto. Pero hace unos días los funcionarios se llevaron un susto de muerte porque el lunes Trump anunció que se haría de forma inmediata
Los funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por su sigla en inglés) convocaron rápidamente una reunión para trazar un plan que permitiera hacer balance de los documentos que quedaban por publicar. Algunos funcionarios expresaron su preocupación por las consecuencias imprevistas de precipitar la publicación de los archivos. Se iba a revelar información personal delicada entre la que estaban los números de Seguro Social de personas que seguían vivas.
El 22 de noviembre de 1963, a las 12:30 del mediodía, en Dallas, Texas, dispararon contra el presidente más joven de la historia de los Estados Unidos. La versión oficial culpó a Lee Harvey Oswald, que fue asesinado dos días después, en extrañas circunstancias, por un hombre llamado Jack Ruby.
Siete días después del asesinato de Kennedy, el presidente Johnson ordenó la creación de una comisión para investigar el magnicidio. Se llamó la Comisión Warren. Sus miembros analizaron 3.154 pruebas y revisaron las declaraciones de 552 testigos seleccionados entre 26.550 que ya habían sido interrogados por el FBI. La Comisión concluyó que Oswald había realizado tres disparos desde el sexto piso del depósito de libros, dos de los cuales impactaron en el cuerpo de Kennedy.
Desde el día después del asesinato comenzaron a circular las teorías conspirativas que han estado en marcha en los últimos 60 años. Teorías como la de que hubo más de un tirador, o que la mafia o la CIA estaban detrás.
Las teorías conspirativas siempre han insistido. Pero últimamente proliferan. Proliferaron en el Covid, en la dana. En un contexto de confusión e incertidumbre crecen las teorías de la conspiración.
Quien sostiene una teoría de la conspiración en realidad nunca está interesado en los hechos, en los datos. Dan igual los papeles que se hayan desclasificado sobre el caso del asesinato de Kennedy. Seguirán manteniendo su postura. La conspiración es un sistema cerrado, una negación de la razón. La razón es apertura, es posibilidad, la conspiración es cerrazón. Ni tú ni yo somos conspiranoicos, pero reconozcamos que nos cuesta estar abiertos a lo que desmantela nuestros prejuicios.
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