¿Qué voto para un cambio en Andalucía?
¿Qué puede hacer un votante en Andalucía que sigue valorando la Constitución del 78, que no gusta de radicalismos y que se mueve en ese amplio espectro de la moderación que el realismo político aconseja? El PSOE andaluz no es como el PSOE de Sánchez. El partido de Susana Díaz es un partido mucho más centrado que el que gobierna en este momento España. Su distancia con el radicalismo de Podemos es grande. El constitucionalismo de los socialistas andaluces, frente a los embates independentistas, está fuera de duda. Si el PSOE a nivel nacional fuera como el PSOE andaluz todo nos iría mejor. Siempre y cuando no hubiera estado casi 40 años en el poder y, siempre y cuando, abandonara ciertos prejuicios ideológicos hacia la iniciativa social. Pero el problema es que el PSOE lleva demasiados años gobernando en Andalucía y ha desarrollado un estatalismo inconveniente. La falta de relevo ha provocado una fusión entre el partido y la Administración que desaconseja apostar por Susana Díaz. De hecho, el 60 por ciento de los andaluces quieren un cambio. Para propiciarlo no parece adecuado votar al PSOE.
¿En qué medida Ciudadanos puede propiciar ese cambio? Ciudadanos, como todos recordamos, apoyó al PSOE en la última legislatura. Ahora ha prometido que no volverá a hacerlo. Eso lo incluye entre las opciones posibles para fomentar el relevo. Pero el voto a Ciudadanos implica asumir el riesgo de que la formación no cumpla con su promesa. El partido naranja queda como opción de cambio para los que quieran asumir una cierta tasa de incertidumbre, y que por razones muy comprensibles no se sientan cómodos con el voto a favor del PP. Es lógico que entre algún sector de votantes partidarios del relevo esté muy presente la falta de vigor, de propuesta, las divisiones internas de los populares. Aunque también es lógico que para otros partidarios de acabar con una historia de casi 40 años todas esas objeciones no sean invencibles. Estamos hablando fríamente, de política, de lo posible. Es lógico que entre los andaluces que quieren cambio haya muchos que estén cansados de la situación política de su Comunidad Autónoma. Es lógico que haya alarma por lo que está sucediendo en los últimos meses en el Estrecho, muchos migrantes se han ahogado y Andalucía no cuenta con suficiente apoyo de Madrid y de Bruselas para hacer frente a la crisis migratoria.
Pero ni el cansancio ni la crisis de los últimos meses parece justificar el voto a VOX, un voto protesta que demoniza a los inmigrantes, que cuestiona a Europa y que resta más que suma para el voto del cambio. La prueba es que en la recta final de campaña Susana Díaz ha hablado mucho de Vox: es la derecha que puede ser funcional. Votar es un ejercicio de coraje y el mayor coraje es el realismo de aceptar lo posible.