¿Qué reconstrucción de Jerusalén?

Cultura · M. Medina
COMPARTIR ARTÍCULO Compartir artículo
| Me gusta 0
30 marzo 2010
Éstas son las horas, los días en los que se escuchaba la música de Tomas Luis de Victoria acompañando la liturgia de la Semana Santa. Las lamentaciones de los profetas llenaban las iglesias, el recuerdo doloroso de la Jerusalén destruida era la figura de una humanidad necesitada de redención. Aquellas lamentaciones son las que, según Dawson, en su libro Historia de la cultura cristiana (Fondo de Cultura Económica) hicieron del pueblo de Israel, y de la Iglesia, su heredera, dos pueblos sui generis en la antigüedad. Conviene recordarlo a menudo.

"Cuando la potencia asiria conquistó al más pequeño pueblo de Próximo Oriente, la religión de Yahvé no compartió la fortuna de la nación vencedora pero los profetas vieron en la ruina de Israel no una prueba de la impotencia de Yahvé para proteger a su pueblo, sino un manifestación de su poder universal en el sentido más alto y misterioso. Israel debía buscar su salvación no en el brazo de carne, sino en la omnipotencia divina", explica Dawson. Y añade: "para los judíos la historia poseía un valor absoluto y único tal como ningún otro pueblo de la antigüedad pudo concebirlo".

Esta afirmación sobre el significado y valor de la historia logró un más amplio desarrollo en el cristianismo. "El principio del nuevo orden se encuentra no en una nueva figura mitológica como los dioses salvadores de las religiones mistéricas, ni en un principio cósmico abstracto, sino en la persona histórico de Jesús, el nazareno crucificado. De ahí que lo absoluto y lo finito, lo eterno y lo temporal no son ya pensados como dos categorías separadas. Ambos órdenes se compenetran, y aun el mundo inferior de la materia y de los sentidos se torna capaz de transmitir la vida divina".

En la escuela del nazareno crucificado y resucitado, explica Dawson, la Iglesia de los primeros siglos aprende a esperarlo todo de la fe, recupera la gran humanidad del legado clásico, pero no se estanca ni en las categorías políticas y culturales de la Roma imperial, las renueva desde dentro. Es leal al emperador, pero no le ofrece sacrificios. Su política es, sobre todo, la caridad. Hay que releer a Dawson. Para entender el sentido de la Pascua, para comprender qué reconstrucción de Jerusalén es necesaria en el comienzo del siglo XXI.

Noticias relacionadas

La Europa de Milan Kundera
Cultura · Antonio R. Rubio Plo
Un europeo es el que tiene nostalgia de Europa decía Milan Kundera uno de los grandes novelistas contemporáneos que falleció justo hace un año....
11 julio 2024 | Me gusta 1
La misericordia se hizo carne
Cultura · Antonio R. Rubio Plo
En "Filosofía de la misericordia" encontramos un lenguaje carnal para la misericordia. Bien podríamos decir, y pienso que el autor estaría de acuerdo, que la misericordia se hizo carne y habitó entre nosotros. Toca ahora que nuestra carne se haga misericordia....
2 julio 2024 | Me gusta 3
Para conocer a Chesterton
Cultura · Antonio R. Rubio Plo
En este año estamos celebrando el 150 aniversario de Gilbert Keith Chesterton y una buena introducción a su vida y obra es leer una biografía, la escrita por Joseph Pearce en 1996, que se ha convertido en un clásico....
17 junio 2024 | Me gusta 1
¿Cultura católica? No una tradición, un presente
Cultura · Costantino Esposito
¿Existe un pensamiento cristiano como experiencia viva que tenga la capacidad original de comprender las cuestiones fundamentales que emergen en la vida de las personas, y que puede contribuir a reconocer un sentido que ilumine la historia de cada uno, tanto personal como socialmente?...
23 mayo 2024 | Me gusta 9