Putin se llama Catalina

Mundo · F.H.
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25 enero 2022
Sofía de An-halt-Zer-bst era su nombre. Pero de eso nadie se acuerda. Llegó con 15 años a Moscú, se convirtió al cristianismo ortodoxo y se cambió de nombre: se llamó Catalina. De ese nombre sí se acuerdan muchos porque fue Catalina la Grande.

Catalina se casó con el zar, que entonces era Pedro III. Catalina despreciaba a su marido, lo consideraba un “niño en el cuerpo de un hombre” y, por supuesto, incapaz de dirigir un imperio. Así que Catalina, apoyada por buena parte de la corte, dio un golpe de Estado para arrebatarle el poder. Pedro III no opuso resistencia, en realidad estaba encantado. Se retiró a una villa lujosa con su violín favorito y su amante. Un mes después murió en extrañas circunstancias, posiblemente estrangulado por orden de uno de los amantes de Catalina.

Catalina gobernó Rusia con puño firme durante casi 35 años. Bajo su mando Rusia se extendió en todos los frentes, ganó espacio en el Báltico a expensas de Polonia y logrando acceso al Mar Negro a costa del Imperio Otomano. El imperio ruso se convirtió en la potencia hegemónica del este de Europa. Estamos hablando de finales del siglo XIII. La historia de Catalina la Grande posiblemente explica mejor lo que está haciendo Putin con Ucrania que lo que hizo Lenin o Stalin. Como Catalina la Grande, Putin busca extender sus fronteras para conseguir un cinturón de seguridad. Lo que está haciendo Putin forma parte de la tradición rusa y ya se ha hizo en otros siglos.

Putin ha visto en este momento una oportunidad de oro. Si espera más tiempo no podría hacerlo. Rusia en realidad es una potencia media en declive por razones económicas y demográficas. Es el país más grande del mundo pero es un país pobre que pierde población continuamente. Putin sabe que la influencia de Rusia en el mundo se va a ir reduciendo porque estamos en plena transición energética y cada vez vamos a usar menos los combustibles fósiles, el gas y el petróleo. El gas y el petróleo son las fuentes de riqueza del país. Putin ha decido dar un paso adelante porque sabe que la Unión Europea está divida y es débil, porque sabe que el Reino Unido, que tenía un ejército potente, ya no está en la Unión, y porque sabe que Estados Unidos tampoco está en su mejor momento. Biden es un presidente con poca popularidad, muy mayor, al frente de un país muy dividido. Biden, como Trump, está volcado en intentar frenar la expansión de China y en política exterior se ha olvidado de casi todo.

La OTAN no puede ceder. Salvando todas las distancias, la estrategia de Putin se parece a la de Hitler. Va tomando decisiones para comprobar cuál es la repuesta de los aliados. Hitler invadió Austria y reclamó los sudetes. Se encontró con una estrategia conciliadora. Putin ha invadido Crimea y reclama ahora que Ucrania no esté bajo la protección de la OTAN. Si la OTAN cede mandará un mensaje muy claro a China. Si la OTAN no respalda a Ucrania, China sabrá que podrá hacerse con Taiwán sin apenas respuesta. Hay que evitar la guerra y hay que evitar que Ucrania sea tomada por la fuerza. Para eso es necesario que la disuasión sea convincente.

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