¿Puede la música unir a todo un país?

España · José María Gutiérrez
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6 diciembre 2013
Sin duda, el título del artículo de hoy es bastante pretencioso. Probablemente, porque la música no es, y nunca ha sido, un hecho aislado de los procesos históricos complejos que vive toda sociedad. Por esto mismo, llama la atención que todo cambio, toda novedad, trae consigo una música de fondo. Una banda sonora que despierta aquello que hizo un día posible un hecho histórico irrepetible. Una especie de sintonía que trae a nuestros ojos un cambio que a nuestros ojos parecía imposible.

Sin duda, el título del artículo de hoy es bastante pretencioso. Probablemente, porque la música no es, y nunca ha sido, un hecho aislado de los procesos históricos complejos que vive toda sociedad. Por esto mismo, llama la atención que todo cambio, toda novedad, trae consigo una música de fondo. Una banda sonora que despierta aquello que hizo un día posible un hecho histórico irrepetible. Una especie de sintonía que trae a nuestros ojos un cambio que a nuestros ojos parecía imposible.

Sin querer entrar en profundidad en la historia del Apartheid (entre otras cosas, porque hablar de algo que no se conoce es de lo más desvergonzado que hay), llegaba a mi cabeza la película ´Invictus´, de Clint Eastwood, que ví hace poco. Es una de las películas que más me han gustado, porque cuenta algo que parecía imposible. Una minoría blanca que había estado oprimiendo a una mayoría negra, dos ´países´ separados dentro de un mismo país, dos pueblos irreconciliables, se convierten en un solo pueblo. Y aquellos que parecía que iban a estar separados por siempre, hacen posible una bella historia de reconciliación. En este caso, el deporte facilitó el proceso histórico, unió a todo un país.

Un hombre lo movió todo, o al menos encabezó el movimiento general, acogió el deseo de reconciliación de todo un pueblo. El recientemente fallecido Nelson Mandela. Uno de los que habían estado presos por el régimen, que en su juventud había vivido en su propia carne el odio propio y ajeno, uno de esos negros que animaban al equipo contrario de los Springbox, se convierte en el canalizador del deseo de paz de todo un pueblo.

La banda sonora de la película, basada en su mayor parte en temas tradicionales africanos, y atribuída a Kyle, el hijo de Clint Eastwood, y a Michael Stevens, tiene esa capacidad de toda buena banda sonora de introducir al espectador en aquello que está viendo, tiene la capacidad de meter al público en la piel de los personajes, de que al final, todos tengamos el deseo de ser el niño negro o el guardia blanco, que al final de la película, se abrazan festejando juntos el triunfo del equipo sudafricano de rugby.

Una de las canciones más llamativas es la que figura sobre estos párrafos, Shosholoza, que aún sin ser originaria de Sudáfrica, expresa el deseo de todo un pueblo de seguir adelante. Los ritmos alegres, las preguntas-respuestas contenidas en esta canción de trabajadores que vuelven de sus tareas diarias, se convirtió en un símbolo de aquellos años bellos y difíciles que pusieron a Sudáfrica en los ojos de todo el mundo.

Dejando de lado el cine histórico, que es cosa de Andrés, y el deporte, que es cosa de Cristian, vuelvo a retomar el objeto de este post. ¿Es la música un hecho aislado, o tiene algo que ver con el ser humano, con su historia? En el caso que nos ocupa, y con la noticia de la muerte de Madiba, está claro que, todo proceso histórico tiene su canción, y la banda sonora de la reconciliación tiene, en este caso, ritmos africanos. Hay canciones en todo el mundo, que suenan a libertad (sin ira).

Me despido de este post repasando el himno nacional sudafricano. La letra del himno está en xhosa, zulú, sesotho, afrikáans e inglés, los idiomas que se hablan en el país, y proviene de la fusión del himno anterior a Mandela, Die Stem, y una canción bantú, Nkosi Sikelel `iAfrika. Como si en el himno las dos razas irreconciliables hubiesen querido fusionarse en un abrazo al otro. Un abrazo que, por cierto, viene de una mirada positiva sobre la vida que hace capaz de abrazar la diferencia, como un bien.

Dios bendiga a África

Que alce su gloria

Escuchanos, Señor

bendícenos, a nosotros, tus hijos.

Señor, te rogamos que protejas nuestra nación,

Intervén y cesa todos los conflictos

Protégenos, Protege nuestra nación,

Protege a Sudáfrica, Sudáfrica!

De nuestros cielos azules,

De lo más profundo de nuestros mares,

Sobre nuestros montes eternos,

donde resuenan los ecos por las peñas,

Suena el llamado a venir juntos,

y unidos permaneceremos en pie,

Vivamos y luchemos por la libertad

en Sudáfrica, nuestra tierra.

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