Proyect X

Cultura · Juan Orellana
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6 junio 2012
Proyect X puede parecer una película deinstituto, llevada al extremo de lo irreverente, gamberro y radical. Y es unapelícula de instituto, irreverente, gamberra y radical... pero no como un fin ensí mismo, sino como medio para llevarnos a una reflexión mucho más honda, a undiagnóstico implacable sobre la situación de nuestros adolescentes. De nuestrasociedad.

Thomas Kub cumple 17 años. Es viernes. Coincide con elaniversario de boda de sus padres. Estos se van de viaje a celebrarlo todo elfin de semana. Thomas, inducido por su amigo Costa, monta una fiesta decumpleaños en su casa. Aunque a sus padres les dice que van a ir tres o cuatroamigos, su objetivo es hacer una fiesta sonada, que les haga ganar puntos en elinstituto y les permita llevarse a la cama a alguna chica mona del curso. Costase sirve de las nuevas tecnologías para convocar a la fiesta, a la que finalmenteacuden más de mil personas. Como es de esperar, en cuanto el alcohol y lasdrogas empiezan a hacer sus efectos, la fiesta se descontrola, y acaba siendouna anarquía violenta que obliga a intervenir a la policía antidisturbios.Cuando regresan los padres de Thomas, se encuentran con que no les queda nada:ni la casa.

La película, que impacta por la inmediatez brutal de sus imágenes,recurre al manido plano subjetivo de una cámara de video de Dax, un amigo deThomas. No deja nada fuera: violencia, sexo, vomitonas, drogas, diálogossubidos de tono… un caleidoscopio de 24 horas del que se pueden sacar algunasconclusiones.

En primer lugar, el espantoso modelo de paternidad queencarna el Sr. Kub. Le abandonan el día de su cumpleaños, y sólo le dejan unacopio de normas estrictas. Ante la preocupación de la madre por dejarle sólo,su padre le dice: "No te preocupes, es un perdedor". En definitiva, no hayvínculo nutricio entre padre e hijos: dos extraños cuya relación se rige pornormas formales.

En segundo lugar, la baja autoestima de Thomas, en parte porsus padres, en parte por su poca sociabilidad en el instituto, es carne de cañónpara una fácil influenciabilidad. De hecho es Costa quien le empuja a hacer yconsentir todos los desmanes de la fiesta. Su necesidad de pertenencia grupal,anula la fuerza de sus convicciones y los reclamos de su conciencia y seabandona a una pérdida absoluta de control, aunque nunca pierde la noción deque todo lo que está ocurriendo es malo y tendrá consecuencias.

Un tercer aspecto es el planteamiento que se hace de ladroga. Cuando Thomas está profundamente angustiado por el cariz de las cosas ylas consecuencias que van a tener para él, su compañero Costa le induce aconsumir éxtasis, argumentando cómoesa droga le va a quitar la preocupación y le va a permitir seguir disfrutando.Es decir, la droga como anulación del corazón y la conciencia, de lo humano endefinitiva.

El sexo es otro tema muy importante en el film. El objetivoprofundo de la fiesta es que Thomas y sus amigos puedan acostarse con algunachica. Todo es un envoltorio para conseguir eso. Pero Thomas tiene una amiga detoda la vida, Kirby, que le quiere, y que busca una relación exclusiva, denoviazgo, con él. Sin embargo, ante la seducción inmediata y periférica detantas chicas que, hasta arriba de drogas y alcohol, buscan sexo rápido, Thomassucumbe y traiciona a Kirby. Las relaciones líquidas se imponen como una formaindolora de relación destinada a ser olvidada en el mismo instante quefísicamente acaba y empieza otra.

Pero lo más terrible es el epílogo de tanto desmadre. Thomasno recupera a un padre. El Sr. Kub sólo dice "No me esperaba esto de ti", y lehace un balance de lo que va a costar arreglar los destrozos, y lo que le va asuponer al chaval pagar esa deuda. Ni el más mínimo esfuerzo educativo con él.Thomas triunfa en el Instituto, ahora es el héroe, nadie ve más allá delsubidón del viernes. Al menos Thomas ha aprendido una lección: ha estado apunto de perder a Kirby, y ahora se arrepiente y le pide perdón. Pero… él sabeque está siendo grabado en vídeo, y su sincera declaración puede no pasar deser una "performance" para reconquistar a una chica segura.

Por tanto, el diagnóstico global del film es dolorosamentecertero. Pone el dedo en las llagas de nuestra sociedad, especialmentereferidas a los jóvenes: unos padres que han dimitido de su paternidad, unavida de ocio concebida como anestesia, dentro de la cual se concibe el sexo deusar y tirar, una conciencia cortoplacista que no quiere saber nada de"consecuencias", una disolución de la individualidad en una abstractacolectividad zombie… un retrato impactante de la posmodernidad.

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