Prometía todo
27 octubre 2017
Lo peor de lo sucedido este jueves en Cataluña es que ha encarnado de forma hiperbólica la arbitrariedad y la inconsistencia de un poder que pretende intermediar, cuando no encauzar o responder, al destino, incluso la felicidad, de un pueblo. Se les ha pedido a los catalanes que entregaran todo a un proyecto de autodeterminación, un proyecto que les iba a dar todo, les iba a dar grandes dosis de satisfacción personal. Y cuando llegaba el momento culminante, uno más, su líder convocaba una comparecencia en la que parecía que se iba a echar hacia atrás con unas elecciones autonómicas, luego la aplazaba para finalmente suspenderla y retomarla solo horas después. Cuando por fin comparecía Puigdemont decía todo lo contrario de lo que parecía que iba a anunciar. Ni paso adelante ni paso atrás, ni elecciones autonómicas que hubieran suspendido la aplicación del 155, ni salto hacia el abismo, hacia la declaración unilateral de la independencia. Puigdemont no aceptaba una solución que hubiera sido buena. 
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