Por qué releer Lord Jim, de Joseph Conrad: dos notas

Mientras leía Lord Jim me detenía con frecuencia y me preguntaba: ¿Pero cómo se puede saber todo eso…? Hay libros capaces de inaugurar espacios nuevos… los mejores los inauguran en la propia intimidad del lector. Abren nuevas estancias; más: nuevas dimensiones. Confirman intuiciones y las articulan, las visten, les dan alto, ancho y profundo, y las pueblan de personajes. Se ha hablado con exhaustividad de la creación del espacio en el texto. Pero, ¿y el espacio que se crea-descubre en la intimidad del lector?
II
Qué actual el personaje de Jim, en su sino romántico, en su voluntarismo bienintencionado, en su huída hacia delante, en su denuedo por autorredimirse en un mundo náutico que se vuelve símbolo de la vastedad de la vida, del alma… Conrad lo pone sobre las páginas con lucidez, nos enseña descubrir esa psicología titánica contra la mentira y la corrupción radicales. Pero para cuando llegamos al final, qué importante sería ir pertrechados de una brújula más firme, para dejar atrás, agradecidos pero misericordiosos, al héroe romántico: “uno de los nuestros”. Conrad, como Virgilio con Dante, lleva hasta una verdad en la que no es saludable detenerse. Hay que seguir navegando.