¿Por qué no se defienden los derechos humanos en el Sáhara?
Eso explica que Trinidad Jiménez no condene los ataques al campamento de El Aaiún, que recurra al argumento de que falta información para pronunciarse con claridad, que Rubalcaba dé por buenas las explicaciones inverosímiles del ministro del Interior. El caso del Sáhara es una buena documentación práctica de las consecuencias que tiene una concepción de los derechos humanos de carácter ideológico. El Gobierno, que se ha llenado la boca de hablar de la ampliación de los derechos, cuando esos derechos exigen algo más que palabras bonitas e ingeniería sexual los deja de lado. Aquellos que han provocado una auténtica inflación de derechos, reduciendo y fragmentado el deseo, son incapaces de sostener la universalidad de los derechos humanos más fundamentales.