Por necesidad, por gratitud

El pasado fin de semana aparecía en los periódicos madrileños la misiva rubricada por los primeros firmantes: políticos, intelectuales, representantes de la comunidad judía y un largo etcétera. En pocas horas las adhesiones han subido a 10.000. Dos minutos se le ha dado a 11 personalidades para que explicaran por qué habían firmado. "Benedicto XVI es el Papa que ha denunciado que la Iglesia habla de sí misma. Ha dicho con claridad no a un activismo que genere nuevas estructuras", aseguraba el catedrático de Derecho Eclesiástico Rafael Navarro Valls. "No es el management -nos enseña el Papa- el que saca al cristianismo de la periferia de la historia", añadía. Es otra cosa la que
nos pone en el centro de la historia, completaba Alfonso del Corral, ex jugador de baloncesto del Real Madrid y médico deportivo. "Estamos en un tiempo de dificultad, necesitamos Esperanza, la que surge de mirar a lo Eterno. La visita del Santo Padre es una invitación a esa Esperanza".
Etsuro Sotto, el escultor japonés de la Sagrada Familia, también vincula su firma a la necesidad: "la obra de Gaudí genera un sentimiento de estabilidad y es que tenemos necesidad de que Alguien nos salve. Tenemos necesidad de una palabra fresca del Papa, que tiene más valor que la piedra". César Nombela y Teresa López López, del mundo académico, agradecían a Benedicto XVI su invitación a que "la razón no se autolimite y se abra al don". David Hacthwell, representante del mundo judío en España, agradece también la visita del Santo Padre.
Todo indica que no se trata, por tanto, de una iniciativa para defender el perímetro católico, la cristiandad asediada. No un pretexto para alzar la voz sino la ocasión de aprender y seguir a Benedicto XVI, tan frecuentemente citado y, en realidad, tan poco conocido en un país en el que desde hace siglos demasiadas cosas se dan por sabidas. Especialmente las que tienen que ver con el cristianismo.