Pasolini 2.3
Por supuesto, para PPP este nuevo poder, como hemos leído en anteriores semanas, es el hedonismo laicista que ha supurado el neocapitalismo, y que ha contado con la televisión como principal instrumento difusor. "El afán de consumo es un afán de obediencia a una orden no pronunciada". Ese afán "degradante" es el que siente la gente de ser igual que los demás en el ámbito del consumo: sienten que "deben" obedecer para no ser distintos. "Nunca la diversidad ha sido una culpa tan espantosa como en este periodo de tolerancia", escribe Pasolini.
Pasolini examina algunas de las características de esta nueva igualdad con la que el Poder ha homologado a los "consumidores". Una es la fosilización del lenguaje: se ha perdido la riqueza popular, la inventiva jergal, la brillantez del lenguaje del campesino. Otra, más dramática, es la tristeza. La gente está triste porque está frustrada; y está frustrada porque la sociedad de consumo le propone continuamente unos ideales imposibles de alcanzar. Pasolini echa de menos la alegría del "mozo de tahona, que estaba siempre alegre; era una alegría verdadera, que le chispeaba en los ojos; iba por la calle silbando y soltando ocurrencias. Su vitalidad era irresistible. Vestía de modo mucho más pobre que ahora: llevaba los pantalones remendados y la camisa andrajosa. Pero todo ello formaba parte de un modelo que en su barrio tenía un valor y un sentido. Se sentía orgulloso". Pasolini advierte que lo importante en la vida es la felicidad, y por la felicidad él se ha hecho revolucionario. "Hoy en día esta felicidad se ha perdido". El Desarrollo -económico- sólo produce angustia.
Hoy, treinta años después, esa tristeza ha avanzado, se ha aliado con el aburrimiento y nos ha dado una generación de jóvenes para los que no existe ninguna motivación ideal, sólo una mecánica ambición de ganar dinero. Como decía Teilhard de Chardin, lo más grave de nuestro tiempo es perder el gusto por la vida.