Pasolini 2.1 – La televisión alienadora
Pasolini define este proceso de imposición ideológica como "homologación destructora de la autenticidad y de la concreción". Para él, el tipo de homologación que era el catolicismo en Italia, y que no eliminaba las diferencias culturales en el seno de la nación, ahora era aniquilado por el "hedonismo de masas". Además esta ideología sólo genera frustración y neurosis, ya que propone unos ideales de hombre y de mujer imposibles de alcanzar para el común de los mortales.
Para el cineasta italiano, los analfabetos pre-televisivos "conocían el misterio de la realidad". Ahora, sin embargo, los muchachos subproletarios "han abjurado de su modelo cultural […], borran su oficio del carné de identidad y lo sustituyen por la calificación de estudiante". Esto significa para Pasolini que la cultura ahora "es de carácter tecnológico y estrictamente pragmático e impide que se desarrolle el viejo hombre que aún llevan dentro. La consecuencia es el entumecimiento de sus facultades intelectuales y morales".
En este proceso de deshumanización, "la responsabilidad de la televisión es enorme". No como medio técnico, sino como "instrumento del poder y poder en sí misma". Aún afina más el poeta: es el lugar donde se concreta una mentalidad, el espíritu del nuevo poder. Pero las afirmaciones más contundentes de Pasolini están en el párrafo que transcribimos literalmente a continuación: "El fascismo fue incapaz de arañar siquiera el alma del pueblo italiano; el nuevo fascismo, a través de los nuevos medios de comunicación, sobre todo la televisión, no sólo la ha arañado, sino que la ha lacerado, la ha violado, la ha afeado para siempre…".
Entiendo que hoy, en el siglo XXI, con la proliferación de canales televisivos, puede pensarse que la imposición ideológica es menor, que hay más pluralidad y menos homologación. Probablemente es cierto, aunque muy pocos canales son realmente "diferentes", pero lo que es indiscutible es que la homologación que describe Pasolini fue tan real que ya ha dejado una huella indeleble en la cultura occidental, radicalmente homologada por ese hedonismo neolaico que destruido la conciencia de "pueblo".