Entrevista a Ferrán Riera, director de Escola Llissach

´Para garantizar la libertad educativa hay que buscar otros ingresos´

Mundo · Elena Santa María
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7 diciembre 2016
Comienzan las negociaciones para un pacto educativo. Se volverá a discutir sobre el valor de los conciertos. Ferrán Riera, director de dos colegios concertados en Cataluña, defiende la necesidad de buscar vías alternativas de financiación.

Comienzan las negociaciones para un pacto educativo. Se volverá a discutir sobre el valor de los conciertos. Ferrán Riera, director de dos colegios concertados en Cataluña, defiende la necesidad de buscar vías alternativas de financiación.

Estamos en pleno debate sobre el pacto educativo y una de las cuestiones espinosas es la de los conciertos. ¿Qué papel tienen los colegios concertados en España? ¿Qué función tiene la concertada?

Los colegios concertados tienen un papel relevante como garantía de la libertad de educación. Que existan conciertos es dar espacio real a la libertad de educación porque permiten que una iniciativa social se pueda dirigir a todo el pueblo llegando a todos los estratos sociales, no solo a una clase más pudiente. Y posibilita la oferta de una propuesta educativa diferente a la oficial, permite un acceso a un proyecto que no es el estatal, es decir, a lo que el poder dicte directamente.

Además permite que la gente libremente se pueda organizar para hacer más cosas si quiere. Un colegio concertado permite una vida alrededor del mismo que, por cómo ha sido hasta ahora, en las escuelas estatales no se ha podido dar. Una vida de relación, de espacio de encuentro, de educación en el tiempo libre, de iniciativas alrededor del colegio, que se convierte en un punto de encuentro para mucha gente.

¿Funciona bien este modelo?

Me parece que ha sido modélico en muchos aspectos. Tiene sus puntos débiles, porque donde hay espacio para la libertad hay espacio para el error. Pero en cuanto a la libertad funcional bien. El déficit que tiene en estos momentos, por decirlo así, es que el sistema de conciertos de España exige un esfuerzo económico mayor a las personas que eligen un tipo de escuela no estatal. En ese sentido no funciona bien. Si se pudiera abrir la posibilidad de elección para todos, con el mismo esfuerzo para todos, sería un modelo fantástico. Pero el modelo es así de sencillo, el Estado reconoce a las iniciativas sociales de educación, que además demanda la sociedad, las hace posible y permite que las personas que lo demandan tengan acceso. Y después el Estado se encarga de evaluar eso, de ver los resultados. La administración tiene que velar por que los resultados sean adecuados.

¿Y hacia dónde va?

La clase media en España está adelgazando mucho, va a desaparecer y se está polarizando mucho. Si encima desaparecen los conciertos, se va a generar una polarización mayor, una separación mayor entre clases pudientes y clases bajas. La única solución para seguir garantizando la libertad de educación de todo el mundo va a ser que nos organicemos nosotros, que establezcamos centros educativos que tengan la capacidad de generar a su alrededor unidades de negocio, formas de ingresos atípicos, etc, que permitan sostener una educación que pueda llegar a todos los estratos sociales. Los colegios se tienen que convertir en centros de vida, que no sean centros en los que el punto central sea solo el proyecto educativo, sino un proyecto educativo que se desarrolla en diversos ámbitos, también entrando en el mundo empresarial, el mundo económico… Eso requerirá recursos humanos potentes, gente con mucha capacidad para hacer eso. Y equipos de trabajo que, teniendo en el centro el proyecto educativo y la libertad, tengan la inteligencia de generar todo eso.

¿Cuáles son los grandes desafíos a los que debería hacer frente el pacto educativo, o la política educativa? ¿Qué es lo más urgente?

Lo más urgente es establecer qué mínimos creemos esenciales en el modelo educativo de nuestro país, fijarlos, y no tocarlos durante mucho tiempo. Antes de consensuar mínimos tendríamos que ponernos de acuerdo en una cosa que es más complicada, que es el ideal educativo. Si nos pusiéramos de acuerdo en el ideal educativo sería más fácil después concretar esos mínimos. Esos mínimos son estructurales, de cuestiones económicas y cuestiones del organigrama. La administración tendría que garantizar esos mínimos y también garantizar a quien quiera entrar en el sistema con un proyecto educativo que cumpla esos mínimos que pueda hacerlo.

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