Para evitar la mayoría absoluta, contra la gente
Antonio Camacho, el que va a ser ministro del Interior, ya era la mano derecha de Rubalcaba. Ya ahora va a seguir haciendo lo mismo. El candidato lo teledirigirá. Se elimina la vicepresidencia. En lo único que ha habido cierta sorpresa ha sido en la designación de José Blanco como portavoz. Zapatero, que ya es un fantasma político, se ha reservado al menos la carta de que alguien de su confianza protagonice las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros. Premio de consolación.
Los ataques al euro se ceban con la deuda española, el diferencial ha estado este lunes en el entorno de los 325 puntos básicos. Eso sucedía mientras Zapatero comparecía en Moncloa y seguía hablando de unas reformas que no existen. Estamos sometidos a la agenda de un partido socialista que intenta por todos los medios evitar una mayoría absoluta del PP. Y han vuelto las viejas esencias, los viejos resortes del partido-Estado, la gente del felipismo.
El editorial del domingo de El País (http://www.elpais.com/articulo/opinion/Todavia/hay/partido/elpepiopi/20110710elpepiopi_3/Tes), en portada, era la expresión de la gente de orden de izquierda que quiere evitar una debacle. Asumen la derrota pero el miedo a un resultado como el del año 2000 les moviliza. "Todavía Hay partido" se titulaba ese editorial. Es el deseo. Y ojo porque desde 2004 sabemos que el partido se juega hasta el final. El Gobierno, la fecha de las elecciones y todo lo demás está en función de ese objetivo. Por eso es muy probable que haya elecciones pronto, el tiempo corre en contra y Rubalcaba necesita una campaña corta e intensa en la que pueda despegar sus habilidades, en la que no haya espacio para recordar su pasado.
Las necesidades reales de la gente sometidas a la instrumentalización del partido en el Gobierno. Como explicaba Francisco González, cuanto más alto es el diferencial de la deuda, más complicado es generar empleo.