Paolo Gentiloni, nuevo Primer Ministro
Paolo Gentiloni es romano y nació en noviembre de 1954. Licenciado en Ciencias Políticas aunque periodista de profesión, entró en política en 1993 de la mano de Francesco Rutelli, elegido Alcalde de Roma, con quien compartía sensibilidad medioambiental. Rutelli tenía mucha confianza en él y por ello le encargó la gestión del Jubileo del año 2.000 en Roma, que constituyó todo un éxito. En 2002 ambos participaron de la fundación de Democracia es Libertad-La Margarita, hasta que en 2006 decidieron integrarse en la coalición de centro-izquierda de Romano Prodi, quien consiguió derrotar por segunda vez a Silvio Berlusconi (tras la primera de 1996) y nombró a Gentiloni Ministro de Comunicaciones, aunque, como es sabido, poco duró el cargo, ya que a comienzos de 2008 cayó el segundo gobierno Prodi. Para ese momento se había fundado el Partido Democrático (PD), partido del que Gentiloni fue uno de sus 45 miembros fundadores y donde poco a poco se iría aproximando a la persona de Matteo Renzi, Alcalde de Florencia desde 2009 y quien le haría Ministro de Asuntos Exteriores tras el nombramiento de Federica Moguerini para dirigir la política internacional de la Unión Europea.
Católico y con buenas relaciones con Europa, América e incluso con el grupo Mediaset de Silvio Berlusconi tras su época de ministro de Comunicaciones, el nuevo Primer Ministro está casado con una arquitecta y habla hasta cinco idiomas diferentes. Es miembro de la Cámara de Diputados desde 2001, aunque en 2013 intentó ser candidato a la alcaldía de Roma, perdiendo las primarias contra Ignazio Marino. Como titular de Asuntos Exteriores, ha establecido buenas relaciones con Europa y Estados Unidos, pero también con la Federación Rusa. Además, pasa por ser un excelente conocedor de Oriente Medio y ha trabajado de manera muy particular por restablecer la paz en Libia.
Al margen de tener que lograr una ley electoral con la que afrontar los comicios generales que se celebrarán en cuestión de meses o algo más de un año, a Gentiloni le tocará bailar con la ´más fea´, en el sentido de que le tocará afrontar todo el saneamiento del sector bancario, muy dañado por el exceso de créditos morosos. En ese sentido, parece que el ministerio de Economía y Finanzas tiene un plan para salvar con dinero público el Monte dei Paschi di Siena, tercer banco del país, además de otras entidades. El problema más urgente lo representa el citado Monte dei Paschi di Siena, que debe realizar un aumento de capital de 5.000 millones de euros antes de final de 2016. Para ganar tiempo, el MPS ha pedido al BCE una ampliación hasta el 20 de enero. El problema radica en que la entidad es la más endeudada de Europa, con 28.000 millones de euros de muy difícil cobro, y ello lleva a que está teniendo muchas dificultades para obtener dinero de inversores privados. En ese sentido, mientras el ministerio de Economía y Finanzas trabaja para salvar a MPS, el Tesoro planea pedir 15.000 millones de euros prestados al ESM (el Fondo de Rescate europeo), siguiendo el esquema aplicado a España en 2012, aunque oficialmente el Ejecutivo italiano rechace que esté contemplando esa posibilidad.
El gran interrogante por despejar ahora es si el Comité de Vigilancia del BCE aceptará la ampliación del plazo solicitada por el banco para su capitalización. En relación con ello, la decisión de Draghi de inyectar medio billón de euros adicionales en la eurozona, prorrogando durante todo el año 2017 el programa de estímulos, ha sido acogido en Italia con alivio. Lo que no evita que Draghi sea acusado de favorecer a Italia porque es su país de origen, y donde ejerció como gobernador del Banco de Italia antes de llegar a la presidencia del Banco Central Europeo (BCE). Solo hay que citar a Lars Feld, consejero de la canciller Merkel, quien manifestó el día 11 de diciembre al diario italiano La Reppubblica: ´Draghi no puede continuar sosteniendo las cuentas de Italia. En sus decisiones, el BCE mira demasiado a Roma. Los indicios empiezan a ser fuertes. Para que el mecanismo europeo siga siendo creíble, en caso de crisis bancaria sirve un sacrificio de los acreedores´. Lo cierto es que, si el MPS llegara a la quiebra, se volatilizaría el ahorro de familias y de empresas de 13.000 millones invertidos en bonos y depósitos bancarios. Como podemos comprobar, no es pequeña la tarea que tiene por delante delante Paolo Gentiloni.