Pájaros de papel
La película es fundamentalmente un canto a la paternidad, como dimensión de la persona que humaniza y puede curar. Pero el contexto elegido, el maniqueísmo en torno a la Guerra Civil y la excesiva corrección política de la cinta restan lustre a esa propuesta, corriendo el riesgo de eclipsarla en ocasiones. Emilio Aragón revisita los tópicos guerracivilistas, con el falangista prepotente y violador o con un Franco ridículo y patético. Quiere ser original situando a un sacerdote en el bando de los buenos, es decir, de los republicanos, y quiere ser políticamente correcto con un personaje homosexual que acaba ejerciendo su paternidad.
La cinta es muy melodramática, a veces incluso en exceso, y cuenta con momentos muy emotivos, como el encriptado homenaje que Emilio Aragón hace a su tío Miliki en la parte final del film. La factura y producción del film están muy cuidadas, y Emilio Aragón muestra talento cinematográfico, un talento que brillará más cuando se sacuda el polvo de querer contentar a todos, es decir, a nadie.