Oportunidades y desafíos de las minorías islámicas en el mundo
En el siglo XXI, tal vez por primera vez en la historia, las comunidades islámicas están presentes en todos los países del mundo, incluso allí donde el islam no es mayoritario. En Europa hay 25 millones de musulmanes, en China casi 30. Esto supone una serie de desafíos inéditos para la umma, la comunidad islámica. Los instrumentos sapienciales de la tradición no faltan pero hoy hace falta un nuevo esfuerzo de interpretación, adaptado a los tiempos posmodernos y las sociedades occidentales secularizadas.
Precisamente sobre esto discutieron el pasado mes de mayo en Abu Dhabi más de 550 representantes religiosos, intelectuales, científicos y figuras políticas procedentes de diversas instituciones islámicas, hombres de negocios y otras entidades de más de 140 países de todo el mundo. “El futuro del musulmán: oportunidades y desafíos” fue el título de esta primera conferencia internacional de minorías islámicas bajo el patrocinio del ministro de Estado por la Tolerancia de los Emiratos Árabes Unidos, S.A. Shaykh Nahyan Bin Mubarak Al Nahyan, donde se firmó una declaración final con objetivos claros y compartidos.
Seguridad y ciudadanía
La presencia de musulmanes fuera de los países de mayoría islámica se ha valorado por parte de los sabios de Abu Dhabi como una “riqueza” y no como un elemento de posible “amenaza” a una identidad meramente dependiente de fronteras geográficas o nacionales. Por eso hacen falta instrumentos operativos concretos para la “integración de las comunidades islámicas en el contexto no islámico”, como señala la Carta Global de las Comunidades Musulmanas redactada y adoptada por este congreso a su término. Entre otros puntos, se pide “a los musulmanes que cumplan con su deber en sus comunidades y países con el fin de alcanzar la paz y la seguridad social, y proteger a sus hijos de las corrientes extremistas y de los movimientos separatistas”.
Respeto a las leyes y jurisdicciones
El congreso reafirmó su adhesión a todas las cartas de derechos humanos “que prohíben la discriminación racial, religiosa y la limpieza étnica, que minan las bases más importantes sobre las que se funda la ONU, como salvaguarda de la paz y de la seguridad internacional, la democracia y el respeto a los derechos humanos”. En otras palabras, se pide a los países de acogida que acepten las exigencias de ciudadanía de los musulmanes y, a los países islámicos, que ofrezcan un apoyo intelectual adecuado para una justa definición de las exigencias educativas y religiosas de los musulmanes allí donde son minoritarios.
Dignidad y fraternidad interreligiosa por los valores sagrados
A nivel estratégico, el congreso llamó especialmente la atención sobre la “conservación del patrimonio doctrinal y religioso islámico, en un proceso de desarrollo y de búsqueda que permita garantizar la conducción, guía y educación religiosa para los hijos de musulmanes, y renovar la familiaridad con el derecho islámico según su pureza original, sus bases teóricas y sus declinaciones prácticas”. Durante el encuentro, mi contribución como musulmán italiano y europeo se centró en la importancia de la cooperación interreligiosa para salvaguardar la identidad religiosa del hombre, de la familia y de la vida. Creo que el desafío para la minoría islámica en Europa está en el campo jurídico pero sobre todo en el cultural. La libertad y la dignidad del culto de millones de musulmanes en Europa requieren ante todo una claridad cultural y una valiente honestidad intelectual.
A esta renovación de la visión de la realidad también quieren contribuir los musulmanes de Europa, que gracias a su conocimiento de la historia y del pensamiento filosófico occidental, también pueden mediar entre los saberes universales de las diversas tradiciones y confesiones de Oriente y Occidente. Es necesario declinar sabiamente la relación entre fe y razón, religión y política, tradición y modernidad, ética y desarrollo económico sostenible, familia y educación, diálogo y relaciones internacionales.
En este contexto, el papa Francisco invita a los cristianos, pero también a los musulmanes, a una fraternidad y responsabilidad espiritual, intelectual y civil para afrontar y resolver juntos una profunda crisis cultural y de valores universales. En esta renovación y en esta alianza entre ciudadanos y creyentes en el Dios único comprometidos por el bien común, será decisivo el papel de los musulmanes, sobre todo de las nuevas generaciones europeas.
Palabras como metafísica y absoluto, primordialidad y tradición, espíritu y cosmología, armonía y honor, parecen términos arcaicos, alejados de los intereses del ciudadano medio en Europa. ¡Pero eran valorados tanto por los antiguos griegos como por los padres de la Iglesia y los sabios musulmanes!
Yahya Pallavicini es el representante de la comunidad islámica italiana que ha participado en Abu Dhabi en el encuentro “El futuro del musulmán: oportunidades y desafíos” junto a más de 500 líderes religiosos musulmanes, convocados por el ministro para la Tolerancia de los Emiratos Árabes Unidos, S.A. Shaykh Nahyan Mubarak Al Nahyan.