Obtenida la confianza de las cámaras, llega el momento de gobernar
Y es que la clave de todo va a estar en cómo consigue lograr una mayoría suficiente en el Senado, donde de partida tiene asegurados sólo unos 150 votos: los del Partido Democrático, el Nuovo Centrodestra y la Scelta Civica, más algunos aueltos como los de por ejemplo el senador Pier Ferndinando Casini. A partir de ahí, tendrá que convencer a entre diez y quince senadores por cada ley que presente, y eso no va a resultar nada fácil.
A veces da la impresión de que Renzi ha comenzado la casa por el tejado. Sabe donde quiere llegar y qué quiere lograr, pero no ha puesto las bases para que esto sea realizable. Algunos han calculado que las reformas que pretende poner en marcha Renzi tendrían un coste global de unos 100.000 millones de euros, para un país cuya deuda nacional ya está en más de 130 puntos del PIB. Si quiere llevarlas a cabo, ya sabe que, o reduce el gasto público, o aumenta los ingresos, o ambas cosas a la vez.
Supongo que él pensara en que la clave estará en atraer la inversión extranjera, en un país donde tradicionalmente ha sido difícil invertir. Puede lograrlo, pero antes se va a encontrar con importantes obstáculos, como el rígido marco laboral y los altos costes que tienen los trabajadores en Italia. Sería necesario hacer una reforma laboral que, en el caso de España, de momento no ha dado ningún buen dato. Y él no tiene ni el margen de Rajoy y ni la cómoda absoluta mayoría del Presidente del Gobierno español.
Tengo la impresión de que Renzi se ha lanzado a la ´arena política´ antes de tiempo. Las encuestas indican que gusta a los italianos por su carácter decidido y sus ganas de hacer cosas, por lo que no hubiera sido nada extraño que, de haberse convocado elecciones, hubiera logrado un muy buen resultado. Pero no ha querido esperar a esas elecciones, y, así, ha decidido gobernar en unas circunstancias extraordinariamente difíciles: creo que ahora comenzará a comprender por qué Letta iba tan lento en su programa reformista. Él seguramente lo hará todo con más celeridad, pero no podrá llevarlo a cabo sin antes negociar ni llegar a pactos, y eso requiere su tiempo. Y todo ello con un gobierno de poco peso, con pocos ministros de auténtico relumbrón (yo destacaría tan sólo a los titulares de Economía y Finanzas, Desarollo Económico y Educación).
Llega la hora de la verdad para Renzi, que ahora va a saber lo qué es realmente la política nacional. Serán estos meses decisivos para su futuro político, pero lo que parece claro es que él los afronta con el mayor de los optimismos. ¿Será esta la ocasión del cambio en Italia?