No somos tan distintos
Hoy en día, nuestras Comunidades Autónomas empiezan a medir su nivel de desarrollo médico a través del índice de síndromes Down que se da en su territorio. De manera que la Comunidad más desarrollada es aquélla en donde este índice es menor. Nos puede parecer incluso un criterio adecuado. Sin caer en la cuenta de que hay cada vez menos síndrome Down porque se les hace desaparecer antes. En la sociedad nazi estorbaban los judíos, hoy en día estorban los síndrome Down. ¿Han hecho algo estas personas para desaparecer? Eso no importa. Se trata de una ampliación de los derechos de las sociedades autóctonas y "normales" en pos de un mundo perfecto.
Es verdad, ¡no somos tan distintos! Qué cercana resulta en esta situación la pregunta que en la obra Vida y Destino de Vasili Grossman se hace el protagonista Shtrum ante la descripción llena de optimismo sobre el hombre nuevo que hace el director del Instituto de Ciencias de Moscú en la época de Stalin; "Dígame, director, este hombre del futuro ¿superará en bondad a Cristo?". Aquí todos nos retratamos. No es tan difícil ser como ellos.