No es tan fácil

Cultura · Víctor Alvarado
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4 enero 2010
No está mal empezar el año hablando de una de las mejores comedias del año junto a (500) días juntos (2009), aunque con distintos matices. Nos estamos refiriendo a No es tan fácil (2009).

Cuenta la vida de Jane, una mujer divorciada que no ha superado la ruptura y que en una noche loca se convierte en la amante de su ex marido. Éste, a su vez, se encuentra casado con una jovencita que lleva tatuado un tigre en su espalda.

Las interpretaciones resultan positivas. Alec Baldwin no está mal, mientras que Steve Martin interpreta tan bien como siempre, aunque Meryl Streep y John Krasinski se lucen en todas y cada una de las escenas en las que participan. Da la impresión de que Meryl Streep marca la pauta en todo momento, haciendo reír, llorar o pensar cuando la situación lo requiere.

La dirección corre a cargo de Nancy Meyers. La cineasta y guionista estadounidense se mueve con especial habilidad en el mundo de la comedia otoñal, consiguiendo contar una historia divertida con actores maduros en un momento en el que la vejez no está moda. Les recuerdo algunos títulos como ¿En qué piensan la mujeres? (2000), Cuando menos te lo esperas (2003) o la citada No es tan fácil (2009), que reflejan la idea que estamos comentando. La realizadora maneja perfectamente los tiempos, pues consigue mantener un relato cómico de dos horas que no pierde en ningún momento el interés.

Sin embargo, en esta ocasión lo mejor de Nancy Meyers es que nos entretiene, pero separando muy bien el grano de la paja; es decir, distinguiendo claramente las situaciones cómicas del drama que supone para los protagonistas el divorcio. Nos parece interesante el análisis que la autora realiza sobre los matrimonios que no han superado el trauma que supone la separación, pues no frivoliza con el tema y no nos parece un estudio cinematográfico superficial a pesar de tratarse de una comedia. El largometraje expresa la dificultad que deben tener muchas parejas para romper todos los vínculos por los que se han sentido unidos y el cariño que se pueden profesar, si no ha habido un motivo lo suficientemente justificado para la separación.

Por otra parte, los hijos aparecen en la cinta como las personas que disfrutan cuando sus padres se reencuentran o que sufren cuando descubren las dificultades de sus padres para entenderse.

En definitiva, la película nos hace reflexionar sobre uno de los grandes problemas del siglo XX  y principios del s.XXI, como es el de la desestructuración de la familia. Además, el título nos parece muy acertado porque le da al tema de fondo el valor que se merece.

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