No es solo astenia primaveral
Las mini-vacaciones de Semana Santa están sobrevaloradas, políticamente hablando. Unas vacaciones por cortas que sean nunca están sobrevaloradas. El descanso, siempre necesario, suele servir para que uno se dé cuenta de cuántas cosas innecesarias hay en su vida normal. Y tras la primera tarde de cervecitas, el tiempo libre sirve para darse cuenta del engaño que supone haberse convertido en un homo faber.
En la semana de Pascua todo sigue donde estaba. La detención de Puigdemont, por sorprendente que parezca, no ha cambiado nada en Cataluña. Desde la prisión alemana donde está recluido sigue bloqueando cualquier solución que le permita al independentismo hacer las cuentas con la realidad y con parte de sus votantes.
Los jueces alemanes compartirán ahora el protagonismo con el juez Pablo Llarena, mientras el Gobierno de Rajoy se dedica a su especialidad: dejar pasar el tiempo. Rajoy ha presentado este miércoles los presupuestos para 2018 con seis meses de retraso. Entra dinero en las arcas públicas y los presupuestos tienen dos objetivos políticos: recuperar el voto de pensionistas y funcionarios, a los que se les trata con generosidad, y permitir que Rajoy acabe la legislatura. Si arranca el apoyo del PNV puede quedarse en Moncloa hasta 2020. Tendremos, a pesar de todo, una legislatura larga. La legislatura en la que menos política se habrá hecho en la reciente historia de España. Habremos tenido estabilidad, una estabilidad gatopardiana en la que no ha cambiado nada.
Si algo puede estar cambiando es el ciclo del centro-derecha por el adelanto, o el empate, de Ciudadanos con el PP. A los naranjas se les ve muy ansiosos por tomar el relevo, ansiosos pero poco acertados en definir un proyecto preciso. Mientras el PSOE de Sánchez sigue estancado en sus contradicciones internas, es fácil tener la sensación de cierto cansancio por el tono del debate político. No es astenia primaveral. Es la evidencia de que las conexiones entre la sociedad civil, que lucha por consolidar la recuperación, y el mundo político son cada vez más débiles.