Netanyahu y Al Sisi, pacto contra el Isis (y Hamas)

Mundo · Caleb J. Wulff
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6 julio 2015
El atentado en que murió el fiscal general Hisham Barakat demuestra la capacidad que tienen las organizaciones armadas activas en territorio egipcio para actuar con éxito a pesar de la decidida represión por parte del régimen. De hecho, estos actos terroristas ofrecen una justificación a la represión, de hecho la semana pasada el gobierno egipcio aprobó una serie de enmiendas restrictivas a las leyes vigentes en materia de seguridad, estableciendo la cadena perpetua o la pena de muerte a los terroristas y sus financiadores.

El atentado en que murió el fiscal general Hisham Barakat demuestra la capacidad que tienen las organizaciones armadas activas en territorio egipcio para actuar con éxito a pesar de la decidida represión por parte del régimen. De hecho, estos actos terroristas ofrecen una justificación a la represión, de hecho la semana pasada el gobierno egipcio aprobó una serie de enmiendas restrictivas a las leyes vigentes en materia de seguridad, estableciendo la cadena perpetua o la pena de muerte a los terroristas y sus financiadores. Además, se eliminaría un grado de juicio y, en caso de recurrir la sentencia, decidiría el Tribunal de Casación en un plazo máximo de tres meses.

Los Hermanos Musulmanes se han declarado ajenos al atentado, afirmando estar en contra del uso de la violencia, lo que es verdad en parte, pues durante el régimen de Mubarak, aun estando oficialmente fuera de la ley, contaba con una gran representación en el Parlamento. En 2012 ganó legalmente las elecciones, pero la presidencia de Morsi intentó imponer un régimen islamista radical y no renegó del uso de la violencia, como en el caso de Hamas, considerada una derivación de los Hermanos Musulmanes.

Pero Hamas tampoco parece implicada directamente en los violentos y prolongados enfrentamientos en la península del Sinaí, que han causado más de un centenar de víctimas, entre militares egipcios, yihadistas y, como siempre, civiles inocentes. El Sinaí está desde hace tiempo controlado pero no gobernado por El Cairo, con las tribus locales de beduinos que en la práctica se autogobiernan, dedicándose provechosamente al contrabando de drogas y armas, además del secuestro y tráfico de inmigrantes de África.

En el norte de la península se ha instalado una extensión del Isis que se define como la provincia del Sinaí del Estado islámico, una transformación de una organización previa miembro de Al Qaeda y con buenas relaciones con Hamas en la lucha contra Israel.

Ahora parece que las relaciones han cambiado, al menos a juzgar por un video que recientemente puso en circulación el Isis, donde se acusa a Hamas de ser demasiado “moderada” y de tener relaciones con los chiítas de Hezbollah e Irán, y la amenazan con ser atacada por las filas del Isis, junto a los “secularizados” de Al Fatah. En Gaza, Hamas ya ha sido atacada por parte de organizaciones locales con las mismas acusaciones, y dicho video podría tener el objetivo de radicalizar sus posiciones, determinando así una posición más favorable a la expansión del califato.

Los últimos acontecimientos en el Sinaí indican un aumento en el nivel de las operaciones del Isis, llevando a auténticos actos de guerra. En una entrevista de Ahram Online a dos altos oficiales egipcios, se afirma que los ataques, en los que habrían participado al menos 300 milicianos muy bien adiestrados, tenían el objetivo de conquistar más territorio y empezar la marcha del Isis hacia el Canal de Suez. Los enfrentamientos duraron casi 16 horas, obligando a los egipcios a usar cazas F16, helicópteros Apache y carros armados.

En la entrevista, se acusa también a las fuerzas externas, como a los Hermanos Musulmanes de otros países, que habrían planificado el ataque en encuentros en Turquía, con una implicación de Hamas, aun indirecta, y la intervención de servicios extranjeros de inteligencia no especificados. Con mucha franqueza, señalan también defectos en los servicios egipcios de inteligencia, justificados por la extrema complejidad de la situación, una valoración compartida en el análisis de un experto israelí publicada en el Jerusalem Post, que destaca además la determinación de Al Sisi en su guerra contra el terrorismo. De este artículo emerge un dato muy significativo, como la autorización de Israel a Egipto para desplegar en el Sinaí más fuerzas militares de las previstas en el tratado de paz y la coordinación entre los servicios de seguridad de ambos países.

En este escenario, podemos imaginar un nuevo acercamiento entre Egipto e Israel, que está reforzando su dispositivo militar en el Sinaí, que tendría como enemigo común no solo al Isis sino también a Hamas. No en vano algún columnista habla de un posible nuevo ataque, ¿conjunto?, en Gaza y de una colaboración más estrecha y operativa entre ambos ejércitos.

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