Entrevista a Mikel Azurmendi

`Nadie trabaja por que los presos de ETA se replanteen la vida`

España · Fernando de Haro
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26 julio 2017
Se habla muchas veces de la batalla que se está produciendo actualmente en el País Vasco, la batalla del relato, de lo que sucedió durante los largos y duros años en los que ETA mató. Ahí está el best-seller de Patria, la novela Ojos que no ven de Ángel González Sainz, y ahora se suma un trabajo que se titula precisamente así, El relato vasco, de Mikel Azurmendi. Hablamos con él.

Se habla muchas veces de la batalla que se está produciendo actualmente en el País Vasco, la batalla del relato, de lo que sucedió durante los largos y duros años en los que ETA mató. Ahí está el best-seller de Patria, la novela Ojos que no ven de Ángel González Sainz, y ahora se suma un trabajo que se titula precisamente así, El relato vasco, de Mikel Azurmendi. Hablamos con él.

En este libro usted recoge a escritores, cineastas, intelectuales que en los años duros digamos que hacían un relato alternativo al relato oficial sobre ETA. ¿Por qué recuperar en este momento a esta gente, como Cristina Cuesta, Fernando Aramburu, Aurelio Arteta, José María Calleja, que en los años difíciles querían construir un relato alternativo?

Ellos no querían construir un relato alternativo. Ellos lo que querían es mostrar lo que aquí pasaba, analizarlo, sistematizarlo y darnos razones, fundamentalmente darnos razones para combatir el nacionalismo obligatorio, para combatir el terrorismo. Ahora lo podemos llamar relatos pero eran actas casi notariales de lo que pasaba. Empezar a decir ahora e inventar cada cual según su memoria, pues oye… Aquí se ha hablado mucho de lo que pasaba año tras año, ha habido gente fundamental, escritores, algunos cineastas, incluso algún cantor, que han estado diciéndonos lo que pasaba y nos han animado, nos han incentivado, nos han clarificado la mente para que saliéramos en tromba. Lo de Miguel Ángel Blanco no habría sido posible si no hubiera habido un montón de gente que ya veía claro y que condenaba todo lo que estaba sucediendo, la pasividad y demás. Traerlos hoy, si se va a buscar alguna vez un consenso, vamos a pasar y repasar todo lo que ha sido escrito de lo que estaba sucediendo.

¿Hay una pretensión de imponer una visión políticamente correcto de lo sucedido en los años de ETA de tal modo y manera que haya una victoria última del terrorismo en la narración?

Yo no diría una victoria última, pero sí un empate. El empate es decir que ellos por supuesto hicieron mucho daño, y ahí queda, sin especificar cuál, como si el daño fuera “solo” haber matado a más de ochocientas personas, haber dejado sin brazos, sin piernas, a varios miles, etcétera. El relato que ellos buscan no es solo decir que han causado un daño sino que el Estado también hizo daño a la sociedad, con los casos Lasa y Zabala, por ejemplo, con que ahora no quiere atraer los presos hacia acá, como si eso fuera contra los derechos. Es decir, tratan de buscar una especie de empate en el que ni unos ni otros sino que todos tendríamos bastante culpa, todos habríamos hecho algo malo. Es una versión de la equidistancia, todos hemos cometidos errores, por tanto pelillos a la mar y empecemos de nuevo la nueva historia; la nueva historia empieza ahora. Eso es lo que trata de hacer el gobierno vasco, las instituciones están ahí.

En otros casos de terrorismo, por ejemplo el caso italiano, terroristas implicados en delitos de sangre, con el paso de los años, han reconocido sus errores, han reconocido el mal que hicieron, han pedido perdón, ha sido posible el encuentro con las víctimas, ha habido procesos de justicia reparativa, ¿por qué en el caso de ETA eso no se produce?

Esa es precisamente la característica vasca, la característica del relato que se quiere ocultar, porque el PNV ha estado apoyando completa y totalmente las razones por las que ETA mataba, lo llamaba el contencioso. De alguna manera, el PNV aceptaba las causas y lo raro es que dijera que no. No solo ha estado recogiendo las nueces sino incentivando que había motivos políticos para matar, aunque no hubiera que matar, lo cual no se entiende muy bien. Entonces, aquí está legitimado, sería como una equivocación: las causas eran buenas, igual nos hemos equivocado y hemos hecho daño. Es lo que acaban de decir Otegi y un montón de gente.

Y eso impide que se reconozca el mal hecho.

Eso es. Hoy fundamentalmente es el PNV el que ha dado cobijo no solo a toda esta gente, legitimando su pasado, sino que ahora trata de volverlos a todos como si fueran los judíos de Auschwitz, porque el PNV y el gobierno vasco han unificado simbólicamente Guernica con Auschwitz, de modo que como estos se llaman a sí mismos gudaris de Guernica, es como si hubieran estado de la parte de los que fueron aniquilados en los hornos crematorios. Es algo alucinante, eso está sucediendo aquí. Y durante este año, que se conmemora el aniversario de Guernica, hay un montón de manifestaciones programadas para que desde las instituciones se haga ver que lo que aquí hicieron con nosotros es parangonable a lo que se hizo en Auschwitz con los judíos.

¿Y no hay alguna esperanza de que, andando el tiempo, si ETA se disuelve efectivamente, los presos salgan de su burbuja ideológica? ETA en este momento es una organización que está en prisión, ¿no hay ninguna posibilidad?

Con el PNV es muy difícil, con el empuje que tiene el nacionalismo ellos están muy legitimados, a diferencia de lo que sucedió con las Brigadas Rojas en Italia. Pero sobre todo no hay una política de reinserción de estas personas. Ahora mismo, el PNV está tratando de acercar a los presos y hacer de eso bandera de su reivindicación política, precisamente para atraerse más al mundo de ETA en votos, etc. El PNV jamás se ha planteado una especie de replanteamiento de vida, de reinserción social de esa gente, es decir, el PNV no busca cambiar a esa gente sino solo traerlos aquí. Pero tampoco el PP ni el PSOE. Nadie quiere cambiarlos, los quieren castigar, nada más, y nadie quiere que esa gente sean hombres nuevos y mujeres nuevas.

Pero si no hay un proceso de reconocimiento de la culpa, la reconciliación se quedará perpetuamente aplazada y será siempre una asignatura pendiente que pese sobre la vida del País Vasco.

Y esto va a ser en esta generación, en la siguiente, y acaso en la siguiente. Es decir, cuando tengamos bisnietos o tataranietos, entonces plantearán la transición en Euskadi hacia el relato verdadero, como nosotros, de la misma manera que nos ha sucedido con nuestra Transición. Porque según lo que yo veo, creo que la Transición sí tenía que haber hecho una especie de transaccional, una especie de comentario público donde se pusieran todos de acuerdo diciendo: todo lo que sucedió en la guerra civil, en las retaguardias, en ambas, fue monstruoso, fue terrorista y nunca lo volveremos a hacer. Eso hubiera cambiado completamente las cosas de la Transición. Porque es decir que no debemos hacernos violencia unos a otros, lo cual hoy, aquí en Euskadi, parcialmente con gente de Podemos, etc, está pendiente.

Y en esta burbuja que usted describe, el hecho por ejemplo de que Julen Mendoza Pérez, alcalde de Rentería, haya pedido perdón a las víctimas, ¿qué importancia tiene?

Eso tiene la misma importancia que cualquiera que ha puesto los cuernos a su mujer o a su marido y pida perdón. Es algo. El problema es que está por ver si ese alcalde sabe por qué sucedió y por qué se hizo. Lo importante es que ese alcalde sepa que nunca más lo volverá a hacer.

El problema es entonces el futuro.

Su ideología era, y esto lo he visto yo en la universidad a diario, que matar era legítimo cuando sus aspiraciones eran estas, estas y estas… que son las que tienen. Ellos tienen las mismas aspiraciones y no sabemos si las han dejado. Si no las han dejado, no sabemos si se propondrán de nuevo. Si ahora no les va bien, en lo que ellos llaman “esta puta democracia”, podrán volver. Es decir, está todo pendiente todavía, no han recapacitado. Este ha pedido perdón. Pero es como cuando yo tiro un tintero, se me cae tinta y digo “perdona, perdona”. Pero no es lo mismo matar que echar un tintero, y no es lo mismo pedir perdón que decir “he hecho daño”, como ha dicho Otegi. Lo que hay que ver es por qué se hizo año, es decir, qué llevó a matar gente. Eso es lo que está pendiente, también para el PNV, que decía que detrás de ETA había causas suficientes para hacer lo que hacían, solo que ellos no lo harían, y por eso condenaban los asesinatos, con la boca pequeña, y esto es importante, cuando aquí mataron a todas las cabezas de UCD, y luego empezaron con el PP y el PSOE, y el PNV sigue haciendo política, nunca dijo “no volveremos a hacer política hasta que no se persiga esto”, por ejemplo, ni mostrar solidaridad. Hasta los años dos mil, ya avanzados, el PNV jamás fue a ningún funeral de ningún asesinado.

Pero ahora parece que el PNV ha olvidado su pretensión de independencia, ¿no?

Eso son tonterías. El PNV está haciendo lo que tiene que hacer, desde el principio. Los que hemos olvidado somos nosotros, sobre todo el PP. Al PP ahora mismo, porque necesitaba una firma, porque necesitaba una mayoría aunque fuera mínima para sacar sus presupuestos adelantes, le da lo mismo firmar con cualquiera. Es la política que han hecho, oportunista, ambas mayorías de partido, PP y PSOE. El PNV no ha olvidado nada, no ha olvidado la independencia. ¿Qué es el deseo de independencia de los nacionalistas catalanes sino un rebufo de lo que convino con ETA en aquel tripartito a cambio de que ETA no matara en Cataluña? Se comprometieron a esto que están haciendo ahora. Para que ETA no matara a más que a Lluch en Cataluña, ofrecieron que luego iban a combatir pacíficamente o de estas formas ilegales contra la democracia, eso está clarísimo. Los catalanes no están locos, están pagando el acuerdo al que llegaron con ETA.

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